_
_
_
_

Un avión norteamericano dispara un un misil contra un radar iraquí al norte de Basora

Cuatro días después del ataque con 23 misIles Tomahawk contra la sede de los servicios secretos en Bagdad, un avión estadounidense ha disparado contra un radar iraquí al norte de Basora, dentro de la zona de exclusión aérea al sur del paralelo 32. El Pentágono asegura que el radar fijó a uno de sus aviones, lo que se considera un gesto hostil, pues antecede al disparo de un misil, y esto de por sí justificó el posterior ataque. El último incidente similar ocurrió el 16 de abril. Irak calificó el hecho de "agresión cobarde" y desmintió la versión ofrecida por EE UU.

Más información
Los misiles y el pincel
El Congreso cree que Bagdad ha recuperado el 80% de su fuerza militar

Cuando todavía no se ha apagado el eco de las manifestaciones en las calles de Bagdad, en protesta por el ataque estadounidense de la madrugada del domingo un Avión norteamericano F-4G lanzo ayer un misil Harm contra una batería antiaérea iraquí Situada al sur del paralelo 32.El PentágonO, desconoce aún el resultado del ataque. Su portavoz, el capitán de marina Michael Dotibleday, asegura que los hechos se produjeron a las dos de la tarde, cuando un radar iraquí fijó a uno de los dos F-4G que se hallaban de patrulla, lo que en sí justifica su destrucción.

El Ministerio de Asuntos Exteriores iraquí informó anoche que los aparatos estadounidenses habían atacado una batería desactivada, lo que calificó de '1cobarde agresión". Según la versión de Bagdad, un soldado resultó herido.

Se trata del primer incidente de este tipo desde el 16 de abril y el tercero desde que Bill Clinton asumió la presidencia. Pero el de ayer, a diferencia de los anteriores, tiene un significado muy especial: indica que Clinton ha optado por seguir la política de su antecesor en el caso de Irak.

Clinton, durante una rueda de prensa conjunta con el presidente argentino, Carlos Menem, trató de restar importancia a este incidente y aseguró que "fórma parte del tipo de compromiso que Estados Unidos tiene" con la ONU para proteger las zonas de exclusión en Irak. Clinton aseguró, además, que Sadam Husein en persona había ordenado la organización del frustrado atentado contra el ex presidente de Estados Unidos George Bush, en su visita a Kuwait el pasado mes de abril. '

El régimen de Sadam Husein no se ha visto sorprendido por estos hechos, pues horas antes se mostraba convencido de que el último ataque norteamericano, el del domingo, fue una maniobra para apuntalar la alicaída popularidad del presidente Bill Clinton. Si Washington decidiera intensificar la presión sobre Sadam, el primer paso será, sin duda, insistir en el cumplimiento de una de las resoluciones del Consejo de Seguridad que Bagdad considera más humillante: la instalación de cámaras de vídeo en sus fábricas militares.

La crisis de las cámaras

A ésta se la ha comenzado a llamar la crisis de las cámaras. La negativa iraquí a permitir la instalación de equipos que permitirían a los expertos de la ONU controlar desde lejos las instalaciones capaces de producir armament0 ya han generado advertencias desde Washignton que, aparentemente, Irak ha tomado en serio. Los iraquíes mantienen su negativa alegando que ello equivaldría a una colonización. Un alto funcionario iraquí dijo hace dos días: "La instalación de cámaras en nuestras fábricas es inaceptable. Si accedemos, EE UU querrá poner cámaras en nuestros despachos, y después en nuestras casas".

Cuatro días después del ataque contra el cuartel general de los servicios secretos del régimen de Sadam Husein, la retórica de Bagdad ha recobrado su acostumbrada intensidad.

Si no fuera porque Washington sabe, mejor que nadie, que Sadam no está en condiciones de pasar a los hechos, el llamamiento a sabotear intereses norteamericanos, "y de sus lacayos en la zona", no habría sido tomado como otro inocuo ejemplo de la verborrea iraquí.

A pesar de todo, Washington recomendó a los estadounidenses precaución en sus viajes ante la posibilidad de que se registren atentados terroristas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_