El Congreso cree que Bagdad ha recuperado el 80% de su fuerza militar
El régimen de Irak se está rearmando a marchas forzadas y muy pronto dispondrá del 80% de la capacidad militar que poseía antes de la guerra del Golfo, según Informe del Congreso norteamericano que fue hecho público ayer en Washington, coincidiendo con un nuevo momento de tensión entre los dos países.El informe, elaborado por el Subcomité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, asegura que el Gobierno iraquí ha conseguido ya recuperar la mayoría de los tanques, artillería y aviones dañados durante la Operación Tormenta del Desierto, y añade que si no se le pone freno rápidamente a ese rearme, el régimen de Bagdad volverá a constituir muy pronto una amenaza regional para sus vecinos sin mencionar en concreto a ninguno de ellos.
Una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobada tras la guerra en Kuwait prohíbe expresamente a Irak construir armas químicas o nucleares, pero en ningún momento sé le prohibió la posesión de las denominadas armas convencionales.
La comunidad intemacional tiene, no obstante, prohibida la venta de armas y toda clase de relación comercial con Irak, también por un mandato de las Naciones Unidas. El mencionado informe del Congreso afirma, sin embargo, que el Gobierno iraquí se las ha ingeniado para seguir vendiendo petróleo en los últimos meses a Jordania e Irán.
Dinero para armas
Expertos norteamericanos en Oriente Próximo creen que, con el dinero procedente de esas ventas, Bagdad ha comprado ilegalmente armamento a otros países; entre ellos, al propio Irán, su rival durante la larga guerra del Chat el Arab.Este informe considera también que Irak ha aumentado considerablemente su arsenal de misiles de corto alcance, de menos de 150 kilómetros, distancia máxima que autoriza la resolución de las Naciones Unidas.
Además existen serias dudas en Estados Unidos de que los observadores internacionales que periódicamente han viajado a Irak para comprobar in situ si ese país cumple con las condiciones impuestas en la posguerra de 1991 hayan podido acceder a todas las instalaciones militares iraquíes.
Coincidiendo con el informe del Congreso, un funcionario del Departamento de Estado aseguró ayer que el Gobierno de Bagdad se ha negado a destruir una cierta cantidad de armas químicas, y añadió: "Creemos que Sadam Husein está decidido a reconstruir armas químicas usando recursos internos y otros importados".
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