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Un vicio que se apaga

El 12,6% de la población española es ex fumadora y el 60,4% que aún fuma ha intentado dejar el hábito

Con agujas en las orejas, siguiendo terapias en centros especiales, mascando chicles de nicotina o a fuerza de voluntad, cada vez son más las personas que dejan de fumar. Los ex fumadores conciden en dos cosas; dejar el hábito del tabaco requiere esfuerzo, pero no es tan difícil como pensaban. Según un estudio del Ministerio de Sanidad, un 12,6% de la población total de España es ex fumadora y un 60,4% de los que todavía son fumadores han intentado alguna vez dejar de serlo. En EE UU 38 millones de personas han abandonado el hábito y el número de fumadores se reduce un 1, 1 % cada año.A los 15 años Julia V. encendió su primer cigarro. Diez años después, sólo por el olor, tiró su última cajetilla. Su método fue sencillamente la decisión. "Fue mucho más fácil de lo que pensé, me habían hecho creer que era casi imposible pero no lo es".

Lo dificil para Julia fue el principio, estaba nerviosa y de mal humor. "Lo importante es no engañarte, saber que vas a pasar mal los primeros días y no dar ni una calada porque si lo haces vuelves a fumar".

Teresa Salvador, miembro del Panel Internacional de Expertos sobre tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indica que en los países industrializados existe una tendencia importante a dejar de fumar. "No tanto por las medidas restrictivas al uso del tabaco, sino, básicamente, porque las sociedades en que el consumo de tabaco se generalizó hace 50 años empiezan a notar las consecuencias de fumar".

Fumar crea una doble adicción, una física y otra psicológica, dice Miguel Gorospe, que desde hace 10 años no enciende un cigarrillo después de ser un fumador empedernido durante 20. Actualmente es director de un centro de terapia para dejar de fumar. Gorospe asegura: "La nicotina es una sustancia que estimula una serie de receptores del sistema nervioso. Cuando se deja de fumar estos receptores se desactivan lentamente. Si se vuelve a coger el hábito, aunque sea un sólo pitillo, se disparan los mecanismos de demanda de nicotina. Por eso son tan frecuentes las recaídas".

Durante 33 años Enrique G. estuvo consumiendo 28 cigarrillos al día. A los 62 años decidió intentar por cuarta vez dejar de fumar. En esta ocasión siguió una terapia de grupo con apoyo psicológico y parches de nicotina. "Casi no tuve mono porque los parches me controlaban la dependencia física. Me siento mucho mejor, no me canso como antes ni siento la cabeza congestionada".

Según Sanidad, las razones de los fumadores para dejar de hacerlo son, en orden decreciente, los siguientes: el miedo a la enfermedad; sentirse capaz de lograr lo que se quiere y orgulloso de sí mismo; ahorrar dinero; mejorar la imagen, el aliento, y el gusto; contentar a familiares y ser un buen ejemplo. El último argumento es evitar el rechazo social.

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