Una vez y no más

Agradezco a Fernando Samaniego que haya recogido en su periódico parte de la conversación telefónica cuando me preguntó cuál hubiera sido mi propuesta para la Biennale 93, puesto que fui la comisaria de la anterior. Presenté una instalación de Antoni Miralda dado que el director de aquella Biennale, señor Carandente, comunicó por escriPasa a la página siguiente

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to a los distintos países, como la prensa hizo público, que la Bienal estaría dedicada a instalaciones realizadas por artistas menores de 50 años. Ello suponía, claro está, un presupuesto adecuado a cada proyecto aprobado, como también se dijo. Pues bien, el Ministerio de Cultura, que hasta entonces había corrido con los gastos del catálogo, se retiró de la Bienal (nunca se dijo la razón), que desde luego no atribuyo en absoluto al hecho de que el artista fuera catalán. Quiero rectificar, pues, la frase: "Cultura se retiró porque había un artista catalán", porque lo que intenté de clarar es que creo que las restric ciones presupuestarias se produjeron no por el artista, sino por el comisario que no procedía de los ambientes de la capital, siendo por ende catalán, es decir, la ex cepción de la regla. Tuvimos que recurrir a una empresa editorial para no privar a nuestro país del habitual catálogo, que natural mente no estuvo a disposición de la prensa, sino sólo a la venta, con el consiguiente bochorno para quienes representábamos el país.

Es rigurosamente cierto que, cuando Antoni Miralda y yo nos quejamos de lo exiguo del presupuesto para una instalación tan ambiciosa, obtuvimos de un responsable del ministerio la respuesta castiza de "los catalanes de las piedras sacáis panes". Y a la postre hubo que darle la razón. Porque como los cinco millones no daban para costear el proyecto, que comprendía la confección de varias piezas de gran tamaño y medios audiovisuales, tuvimos que recurrir al patrocinio privado, que efectivamente conseguimos, gracias a la buena disposición de una serie de empresarios italianos y valencianos, amén de no poco esfuerzo por nuestra parte. Por todo ello creo justificado que le dijera a bote pronto a Fernando Samaniego como él cuenta: ¿Bienal de Venecia? Ni me hables. Para mí fue una vez y no más-