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México insalubre

El 80% de la población de la capital enferma por comer alimentos contaminados

El problema de la Ciudad de México no es sólo su aterradora contaminación ni las secuelas que deja en los pulmones de sus habitantes. Hay algo peor: un 80% de la población de esta ciudad y su zona metropolitana, la más populosa del mundo, con casi 20 millones de almas, padece salmonelosis o parasitosis, entre otras enfermedades gastrointestinales, por la contaminación de los alimentos y la precariedad higiénica.Lo más grave del caso es que la mayoría de los ciudadanos desconoce estos males y cuando llega el cuadro diarreico, severo a veces, se lo toman como si fuera un catarro: o sea, yendo a una farmacia y automedicándose. Las farmacias en México, como en otros países de América Latina, son puros comercios, donde se vende lo mismo un antibiótico que un cartón de cigarrillos.

La voz de alarma acaba de darla el presidente de la Unión Mexicana de Gastroenterólogos, Arturo Saldaña, pero para advertir que sólo el 20% de los mexicanos capitalinos está sano. Esta casta de privilegiados se salva de la quema general porque no sólo mantiene una buena alimentación, en opinión de Saldaña, sino porque también se cuidan higiénicamente de ello y no consume alimentos en la vía pública.

En un reciente estudio de la Secretaría de Salud, se comprobó que más del 80% de los alimentos que se comercializan en la vía pública contiene bacterias fecales. La prueba se hizo sobre un muestreo de 500 alimentos, entre preparados de frutas, ceviches de pescado, verduras, aguas frescas y salsas. También se examinó a 600 vendedores: un 40% dio positivo en indicios parasitarios.

El problema es que gran parte de la población capitalina se alimenta diariamente en la calle. El agobiante tráfico, las largas distancias y el tiempo mínimo que las empresas ofrecen a sus empleados para almorzar obligan al ciudadano a tirarse a la vía pública en busca de una comida rápida y acorde con su gastronomía. De ahí la proliferación de puestos de tortillas de maíz, quesadillas, tamales y refrescos.

Hace pocos días, un análisis de las autoridades municipales sobre los moluscos vendidos en los mercados de La Viga y Roa Bárcenas reveló que, de 1.611 muestras, 900 presentaban bacterias fecales; 777, salmonelosis, y 16, cólera. Estudios similares hechos con verduras y frutas han dado resultados similares, pero con el agravante de que en el campo mexicano los riegos se hacen con aguas negras.

El germicida se ha convertido hoy día en México en un producto de primera necesidad. Los supermecados lo venden en la misma sección que las frutas y hortalizas. Como la sal, está a la vista en cualquier cocina. La otra solución es comprar verduras y frutas importadas de Estados Unidos, esterilizadas y envueltas en plástico. Pero eso es un insulto a un país donde 39 de su 81 millones de habitantes sufren desnutrición, mil familias acaparan el 50% de la riqueza nacional y 150.000 personas se ganan la vida como vendedores ambulantes.

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