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Miles de ciudadanos vascos salieron a a calle para decirle a ETA "basta ya"

"La sociedad vasca no quiere que ocurra esto. Es una minoría, pero que puede mucho". No hablaba el lehendakari, ni siquiera un portavoz de las organizaciones pacifistas convocantes. Era sólo una pensionista bilbaína en representación delsentir de los miles de ciudadanos vascos que ayer mostraron en silencio su repulsa al doble atentado de Madrid. El paro, apoyado por los sindicatos mayoritarios y convocado por todos los partidos, salvo HB, tuvo una incidencia desigual y fue mayoritario en las sedes institucionales.

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El Parlamento vasco interrumpió el pleno en el que se estaba debatiendo la Ley de Cooperativas y tanto los diputados como los funcionarios y el personal de la Cámara salieron al exterior para secundar la protesta. El lehendakari, José Antonio Ardanza, se mostró plenamente satisfecho al comprobar que la sociedad vasca está comprometida con la paz. "Es enormemente alentador y estimulante comprobarlo", dijo a la puerta del Parlamento, y subrayó: "Durante los cinco minutos de paro he sentido una gran satisfacción porque muchas personas estábamos compartiendo la misma voluntad, un mismo deseo". El presidente vasco se refirió a la solidaridad con los que están sufriendo las consecuencias de estos crímenes y con todo el pueblo vasco, "que se niega a aceptar y a habituarse a este tipo de crímenes".El paro de cinco minutos en la capital guipuzcoana fue secundado masivamente por los empleados de centros oficiales, mientras que en las principales industrias del resto de la provincia los trabajadores apoyaron el llamamiento institucional de forma desigual. La participación y el desinterés fueron dos caras de una misma moneda ayer en Euskadi. La estampa guipuzcoana se repitió en el resto de los territorios del País Vasco. Los empleados de Altos Hornos de Vizcaya (AHV) se concentraron en las puertas de las fábricas al sonar la sirena de las doce de la mañana.

Un silencio de protesta

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A mediodía, la principal arteria de la capital vizcaína se fue llenando lentamente de pequeños grupos de personas que protestaban con su silencio por el doble atontado del pasado lunes en Madrid. La Gran Vía de Bilbao, en donde se encuentran las sedes de las principales instituciones públicas y entidades bancarias, se ralentizó. Un grupo de pensionistas y amas de casa bajó de sus domicilios para estar en primera fila. Detrás, numerosos trabajadores de la Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK) guardaban silencio. "¿Que por qué estamos hoy aquí?, pues porque nos ha dado mucha pena. Ya está bien de matar", comentaba Blanca Julián, pensionista de 65 años.

Los participantes de la protesta ciudadana no las tenían todas consigo sobre la validez de este tipo de reacción ante el horror y la brutalidad. "Algo ayudará, pero el problema es que siguen haciendo lo que quieren". Sobre la necesidad de una salida negociada al conflicto, los ciudadanos muestran sus diferencias. "Lo mejor es una negociación", apuntaba María Luisa Arbizu, de 62 años. "Negociar, ¿qué?, si son una pandilla de asesinos", decía un administrativo. Aunque siempre había un denominador común entre todos: "Lo primero que tienen que hacer es dejar de matar".

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, se sumó al rechazo ciudadano. Arzalluz reiteró ayer que ETA y los que les apoyan "saben que su guerra está

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perdida" y resaltó la inseguridad del mundo radical ante el futuro. Por su parte, el delegado del Gobierno en el País Vasco, José Antonio Aguiriano, expresó ayer que el paro es "una muestra de condena sin paliativos a los terroristas y sus adláteres, y demuestra que han sido expulsados del cuerpo social vasco". Aguiriano calificó a los violentos de "enemigos de este país y de los ciudadanos de toda España".Inés Martínez, viuda del teniente coronel Juan Romero, uno de los fallecidos en el atentado terrorista del pasado lunes, declaró ayer a Antena 3 Radio: "No tengo odio, pero tampoco perdono". Las asociaciones de vecinos del distrito madrileño de Chamartín y los partidos Políticos PSOE, PP, Izquierda Unida y CDS han convocado para las 19.30 de hoy una concentración silenciosa en la glorieta de López de Hoyos, de Madrid, lugar donde el estallido del primer coche bomba provocó la muerte de seis militares y del conductor civil de la furgoneta que los transportaba.

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