El etarra Zubieta, condenado a más de 1.300 años de cárcel por el atentado de Vic

La Audiencia Nacional ha condenado al etarra del comando Barcelona Juan José Zubieta Zubeldia a un total de 1. 311 años de cárcel por el atentado con coche bomba contra el cuartel de la Guardia Civil de Vic (Barcelona), que costó la vida a nueve personas, de ellas cinco niños, y causó heridas a otras 44.En contra de la tesis del ministerio fiscal, que acusó a Zubieta de haber participado directamente en los asesinatos, el tribunal declara probado que Zubieta permaneció durante el atentado en el chalé de Lliça d'Amunt (Barcelona) donde se refugiaba el comando, "al objeto de simular normalidad y con ello culminar el éxito del atentado".

No obstante, la Audiencia le considera autor por cooperación necesaria de los asesinatos, debido a que conocía "todos los detalles del inminente atentado", ayudó a preparar las 12 bombonas con 18 kilos de explosivos cada una y custodió el coche bomba cargado con los explosivos mientras sus otros dos compañeros sustraían otro vehículo para la huida.

El 29 de mayo de 1991 Zubieta y los otros dos integrantes del comando Barcelona, Juan Carlos Monteagudo y Juan Félix Erezuma, se dirigieron al cuartel de Vic, observando que las puertas estaban cerradas y que muchas personas transitaban por la zona, por lo que acordaron volver a las siete de la tarde. A esa hora volvieron sólo Monteagudo y Erezuma, mientras Zubieta, de acuerdo con ellos, se quedó en el chalé para simular normalidad.

Los dos etarras hicieron deslizar el coche repleto. de explosivos por una rampa "mediante un sistema de iniciación de marcha a distancia que les dejaba fuera que cualquier peligro". Al día siguiente, Monteagudo y Erezuma, los dos autores materiales del atentado, fallecieron al hacer frente a la Guardia Civil en el chalé de Lliça d'Amunt, en tanto que Zubieta fue capturado.

La sentencia califica el atentado de "brutal, súbito y fulgurante ataque", ante el que las víctimas "quedaron relegadas a un plano de total indefensión". En su preparación, "de manera calculada, fría y persistente" intervino Zubieta Zubeldia, por lo que este acusado es "partícipe con igual grado de responsabilidad" que los otros dos autores.

La sentencia condena también al etarra a indemnizar con 20 millones de pesetas a los herederos de cada uno de los fallecidos y con 10.000 pesetas a los heridos por cada día que tardaron en curar de sus lesiones, además de cuantiosas indemnizaciones por los destrozos causados.