ETA posee en Madrid un garaje donde prepara los coches bomba
La policía sospecha que el comando etarra que perpetró los atentados del lunes en Madrid confeccionó los coches bomba en algún sotano o garaje madrileño. Esto corroboraría que ETA mantiene una infraestructura de casas en la capital, pese a los golpes que ha recibido. Aunque el asesinato de cinco oficiales, un suboficial y un funcionario civil del Estado Mayor de la Defensa (Emad) apunta a una información privilegiada y una acción calculada, la policía estima que el comando sólo identificó la furgoneta sin saber el rango de las víctimas.
El 28 de marzo de 1993, la Guardia Civil localizó a dos kilómetros de Amorebieta (Vizcaya) un Ford Escort con 70 kilos de amosal. Una carta, con instrucciones sobre cómo confeccionar explosivos, indicaba su destinatario, M, el comando Madrid.El pasado 9 de junio fueron encontrados 120 kilos de explosivos y algunas armas en el cementerio de Basauri (Vizcaya). La Guardia Civil esperaba paciente que el comando Madrid -como principal hipótesis- acudiera a recogerlo. Pero los terroristas no acudieron a la cita, desbaratada por un enterrador.
Mientras la Guardia Civil mantenía tal dispositivo, socialistas y nacionalistas vascos anunciaban, en privado, una inminente oferta de tregua de ETA, a la que sólo se opondrían, según tal versión, Francisco Múgica Garmendia, Pakito, y José Luis Álvarez Santacristina, Txelis. Incluso se veían voluntades dialogantes en el último comunicado de ETA, cuya inspiración se atribuía a José Luis Arrieta Zubimendi, Azkoiti.
La tercera entrega de material por parte de la ETA operativa llegó finalmente a su destinatario, el comando Madrid.
Si la información atesorada desde hace meses, atentado tras atentado, por la Brigada provincial de Información de Madrid es correcta -una huella aquí, un reconocimiento fotográfico allá y alguna que otra deducción- los miembros del comando que actúa en la capital son José Javier Arizcuren, Soledad Iparraguirre y Jesús García Corporales. El mejor hilo se perdió en el verano de 1992, cuando desapareció en Euskadi María Jesús Arriarán, que suministró información sobre militares al comando Madrid bajo una tapadera de una empresa de fotocopias, donde recogía la identidad de sus objetivos castrenses. La policía sólo esperaba que María Jesús regresara a su hogar, en el paseo de Extremadura, pero no lo hizo. Las llamadas telefónicas a su domicilio de los terroristas no tuvieron respuesta, y al no localizarla, evitaron una trampa.
La policía sostiene que el Ford Fiesta que explotó en la calle de Serrano ha permanecido oculto en algún garaje o sótano madrileño, ya que fue robado en esta capital en noviembre del año pasado, y con la constante verificación de matrículas su presencia habría sido percibida de estar aparcado en la calle. Igualmente, se estima que para localizar la furgoneta militar ha bastado que los miembros del comando hayan controlado las entradas en la sede del Emad. Identificada la furgoneta, establecieron su ruta tras diversos seguimientos.
Los testigos abundan, pero ninguno parece decisivo. La policía sigue peinando zonas muy concretas. El análisis de los dos vehículos de los terroristas, destrozados, tampoco se cree que aporte grandes pistas. En todo caso, se estima que el Ford Fiesta era una trampa con la que los terroristas querían asesinar a los artificieros que acudieran a inspeccionar tan sospechoso vehículo (a 800 metros del primer atentado y en el carril bus).
Por otro lado, la Audiencia Nacional ha condenado a 330 años de prisión a cinco de los seis integrantes del comando Ipar Haizea (Viento del norte) de ETA por el atentado con coche bomba contra una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía, ocurrido el 27 de julio de 1991 en San Sebastián, en el que dos agentes resultaron heridos. Miguel Ángel Benito Villagarcía, Sergio García Razquin, José Ignacio Echevarria Pascual, Alfonso Castro Sarriegui y Francisco Javier Aramburu Muguruza reciben 66 años de cárcel cada uno por asesinato frustrado, atentado, pertenencia a banda armada, utilización ilegítima de vehículo y estragos. El sexto miembro, Iñaki Cañas Cartón, sigue huido.
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