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El palacio de la Sociedad General de Autores recobra su antigua imagen

Octavio Cabezas

El palacio de Longoria, el mejor ejemplo de arquitectura modernista que hay en Madrid, ha quedado como nuevo. En este caso, como viejo. Durante 15 meses (hasta marzo de este año) ha sido restaurado, con el doble objetivo de reparar los estragos producidos por el paso de¡ tiempo y devolverle sus características originales, desvirtuadas tras sucesivas reformas. Ayer quedó reinaugurado, aunque de forma oficiosa. La inauguración oficial está prevista para septiembre.

El edificio, situado en la confluencia de las calles de Pelayo y de Fernado VI, fue construido entre los años 19,02 y 1905 por el arquitecto catalán José Grases Riera, y debe su nombre al del banquero que lo mandó erigir, Javier González Longoria. Está considerado el mejor de los escasos ejemplos arquitectónicos que hay en Madrid del modernismo (movimiento artístico que floreció en Europa en el tránsito entre el siglo XIX y el XX y que partía del culto a la naturaleza y a la decoración).Tras ser adquirido por la Sociedad General de Autores de España (SGAE), a principios del decenio de los cincuenta, fue objeto de varias reformas. Con ellas se cambié radicalmente su sentido artístico según los dictados de la funcionalidad, que era la tendencia arquitectónica predominante entonces.

El paso del tiempo también contribuyó a alterar el aspecto, original del edificio, especialmente su fachada, cuyos materiales porosos son muy sensibles a la humedad.

Todo ello empujó al Consejo de Administración de la SGAE a poner en marcha la restauración. Las obras, cuyo importe total asciende a unos 530 millones de pesetas, empezaron en enero de 1992 y concluyeron el pasado marzo.

El arquitecto madrileño Santiago Fajardo, de 47 años, ha sido el encargado de devolver al palacio de Longoria su diseño original, respetando lo más posible las ideas de Grases.

Una vez acabada la obra, la reinauguración del edificio va a tener dos partes, una de las cuales se produjo ayer. En un acto reservado sólo a los socios de la SGAE se dio el pistoletazo de salida a la nueva etapa del palacio, aunque discretamente, entre amigos. La inauguración por todo lo alto se reserva para después del verano, según Almudena Solana, del gabinete de prensa de la SGAE.

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Al acto de ayer asistió el ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, a quien se entregó la medalla de honor de la sociedad, en agradecimiento a su reforma de la Ley de Propiedad Intelectual.

Entre los presentes se hallaban muchos famosos: músicos como Joaquín Rodrigo, Luz Casal o Manuel de la Calva, componente del Dúo Dinámico; cineastas como Manuel Gutiérrez Aragón o Pilar Miró y actores como Ana Diosdado y Carlos Larrañaga. La opinión sobre las obras de restauración era, en general, favorable. "Creo que ha quedado bien. Me parece que es un dinero bien aprovechado", decía el director del Centro Dramático Nacional, Adolfo Marsillach. También había voces discordantes, aunque tímidas. Al preguntarle sobre qué le parecía el nuevo palacio, el dramaturgo Antonio Buero Vallejo se limitó a responder, con un deje de ironía: "Muy vistoso".

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