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¿Adónde irán los bailaores?

Amor de Dios, 4. Es ya, a estas alturas, lugar de culto del baile español y del baile flamenco. Punto de destino obligado para miles de jóvenes de los tres, o cuatro, o cinco mundos que dicen que hay, que llegan aquí hechizados por el ensueño de bailar ellos mismos, algún día, por soleares y por alegrías, o las danzas de nuestra tradición clásica. Un sueño en el que se gastan, a lo peor -o a lo mejor, ¡quién sabe!-, ahorros que les costó mucho sacrificio reunir, y en el que a veces se dejan literalmente la piel.El prestigio de Amor de Dios, 4, es universal. Irradia a todo el mundo que mira hacia el centro del flamenco. ¿Sabían ustedes que en Tokio hay una escuela de enseñanza de baile español que se llama Amor de Dios? Vienen de todas partes, de los más diversos confines, porque saben que en este viejo caserón podrán cumplir sus sueños. Recuerdo algunas veces que pasé por allí y oí hablar las más extrañas lenguas, casi todas menos nuestro castellano de origen.

Y quieren cerrar esto, uno de los más vivos monumentos que tenemos de nuestra cultura. La fecha del desalojo está señalada para el próximo martes, día 22. ¡Dentro de cuatro días! Son las cosas que pasan en esta sociedad. Negocios inmobiliarios hicieron pasar la propiedad del inmueble de unas manos a otras, y los actuales dueños quieren desalojar a los inquilinos para obener sus beneficios. Es legítimo, si se quiere. Alegan el estado lamentable de algunas partes del mismo, la necesidad de restauraciones y reformas urgentes. Que el edificio es viejo, nadie lo duda, y probablemente se lo ha dejado envejecer más de lo que parece normal. Pero no está en ruina, no hay ningún expediente al respecto, y esos muros imponentes parecen eternos.

Así que los flamencos decidieron rebelarse y luchar porque ese atentado a su arte no se cometa. ¿Y qué saben hacer los flamencos? Cantar y bailar, y se lanzaron a la calle por bulerías para hacer oír su voz una vez más atormentada. Lo dijo la profesora María Magdalena -¡qué señora!, ¡qué pasionaria del baile!- ante una cámara de televisión: "¡Protestamos porque no queremos que esto desaparezca, protesta el mismo edificio que no quiere que lo cierren!". Parece que habrá una solución. Me dicen que hay capacidad de maniobra legal para que Amor de Dios, 4, siga un tiempo más como lo que es hoy.

A medio o largo plazo habrá que buscarles un nuevo realojo, pero la idea es que no se dispersen, que sigan todos juntos para salvar su integridad artística. Se piensa que su asiento definitivo sea en el gran centro cultural que ahora se conoce coloquialmente con el nombre de Leguidú, en la antigua fábrica de El Águila. Tiene que haber una solución. Porque si no, ¿adónde irán los bailaores?

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