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Crítica:ARTES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Jardín cerrado

Aun cuando su trayectoria arranca, realmente, en la década anterior, la apuesta de Virginia Lasheras tiende a integrarse en ese frente de actitudes fronterizas que definen el retorno a la práctica de la pintura en el turbulento panorama de los primeros ochenta. En su evolución más reciente, el trabajo de la pintora ha venido inclinándose hacia un proceso de recapitulación que acentúa su distancia respecto a las inflexiones de las modas dominantes, para concentrarse en las tonalidades más íntimas de su poética.En ese viaje, que la artista identifica con el arquetipo del jardín cerrado, se traduce, ante todo, su vocación de conferir una complejidad progresiva a las coordenadas del propio juego, donde las señas recurrentes de identidad actúan como marcas territoriales forzadas a intervenir, una y otra vez en la tela, en situaciones enteramente nuevas.

Virginia Lasheras

Galería Afinsa-Almirante. Almirante, 5. Madrid. Hasta el 30 de junio.

El ciclo de pinturas que forma esta nueva muestra personal de Virginia Lasheras nos da buena cuenta de esa ambición bipolar, que centra su mejor interés en la tensión generada desde impulsos contradictorios. El diálogo entre la espacialidad, expansiva e indiferenciada, de la materia y el color, y las geometrías que tienden a fijar su estructura; las siluetas elementales que imponen, de modo constante, una escala corporal, o la recurrencia de ciertos signos, centran las constantes del ciclo.

Por el contrario, frente a esas series que se generan desde una matización gradual de sus coordenadas, cada una de estas telas reconstruye, con las piezas del jardín cerrado, un paisaje de clima e identidad radicalmente distinto, esbozando a veces un escenario ilusorio, forzando otras una ambigüedad radical o asumiendo, en fin, el campo literal del lienzo. Casi siempre, desde luego, la balanza se inclina, tanto. en el color como en la composición, hacia las relaciones más áridas o los equilibrios de apariencia más frágil. Y todo ello, en fin, en una singular maniobra que nos hace tanto más misteriosa la secreta armonía final de este jardín laberíntico.

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