La ley de huelga, una prueba de buena voluntad
C. P. La controvertida ley de huelga vuelve a recobrar protagonismo nada más celebrarse las elecciones legislativas. Para la dirección ejecutiva de Comisiones Obreras, la primera prueba de buena voluntad del nuevo Gobierno es que recupere el texto acordado entre la dirección del PSOE y los sindicatos en noviembre pasado y que lo envíe al Parlamento respetando ese mismo pacto.
El proyecto de ley quedó paralizado, tras una crispada polémica, en el último y definitivo trámite en las Cortes, precisamente cuando el jefe del Ejecutivo, Felipe González, decidió adelantar los comicios. De esa forma quedaba en suspenso una ley que había causado serios enfrentamientos en el seno del Gobierno y entre éste y la dirección del partido socialista. Su contenido también fue criticado por la patronal, que no participó en la negociación. La norma contó con el apoyo parlamentario del PSOE, de Izquierda Unida y del Centro Democrático y Social.
Otra norma que para Comisiones Obreras servirá de prueba para conocer la disposición del Ejecutivo ante el diálogo con los sindicatos es la ley de salud laboral. En este caso, las centrales alcanzaron un acuerdo con los responsables del Ministerio de Trabajo en enero de 1992, pero la ley corrió una suerte parecida y el Gobierno la paralizó por los altos costes que para las empresas suponía la creación de delegados de los trabajadores en materia de seguridad e higiene.
La dirección ejecutiva de Comisiones Obreras, tras su reunión de ayer, hizo público un comunicado en el que afirma que la urgente tramitación de esas leyes en los términos acordados contribuirá "a revitalizar el diálogo social que todos consideran imprescindible para la reactivación económica y la creación de empleo".
