Las dos Españas sólo son un verso
Los estudiantes optan, mayontariamente, por el voto de castigo al partido en el gobierno
ALICIA MEDEROS Miles de jóvenes de entre 18 y 20 años se estrenarán el próximo 6 de junio ante las urnas. Son los últimos coletazos del babyboom (la explosión demográfica que culminó en el primer lustro de los años setenta), los mismos que en 1982 -cuando el PSOE ganó por primera vez- apenas podían contar con los deditos de las manos sus primeros siete años. Para este nuevo electorado, crecido al amparo del decenio socialista, episodios de un pasado reciente como la guerra civil, la dictadura o la transición resultan casi tan lejanos como los ecos de la historia que aprenden en los libros de texto. De "las dos Españas" sólo conocen el sonido de los versos de Antonio Machado.
Esta nueva generación de electores,
-1.253.000 nuevos votantes desde las últimas elecciones municipales de 1991, sin contar Cataluña, según datos del Instituto Nacional de Estadística-, observa desde las trincheras de sus pupitres en la Enseñanza Media y los primeros cursos de la Universidad, el vaivén de la campaña electoral. Para ellos, el 6 de junio es una fecha fatídica en el calendario de los exámenes finales y la inminente selectividad. Pero piensan votar. El 73% del millón de universitarios españoles se acercará a las urnas, según datos de una encuesta publicada hace escasos días en Gaceta Universitaria. De éstos, el mayor porcentaje (37%) votará PP, seguido de IU (16%); mientras que el PSOE recibe tres veces menos votos (12%).
Tanto si las urnas confirman los datos como si no, lo cierto es que las organizaciones estudiantiles consideran factible un triunfo del PP entre el alumnado, y explican el hecho más como "el voto de castigo" a la política del PSOE que como el reflejo de una generación conservadora: "Hace diez años la universidad estaba muy politizada, tal vez porque era más elitista, y porque el contexto social tenía coartadas las libertades personales", señala Juan P, miembro de la Federación de Asociaciones de Estudiantes de Izquierdas (FAEI), en la Autónoma de Madrid. "Ahora se está produciendo un rechazo mimético al poder, es decir, que la gente joven va a votar al PP simplemente porque es la oposición con más fuerza. Al no tener que luchar por conquistar libertades, la gente ha crecido en el conformismo, en la sobreabundancia. Por eso van a votar a la derecha, al PP. Creen que por definición toda oposición es progresista".
La mayor parte de las organizaciones estudiantiles pasan de puntillas por la campaña amparadas en una dudosa "apolitización" de sus intereses, aunque a renglón seguido advierten que ser apolíticos no les impide informar sobre cuál es el programa que "mejor se ajusta a los intereses de la Enseñanza". El panorama está tan polarizado que junto a las que se declaran "ajenas a la política", conviven otras que piden la abstención o el voto para un candidato. En lo que sí están de acuerdo es en reconocer que los partidos siguen reclutando parte de las filas de sus nuevas generaciones entre los líderes de las asociaciones de estudiantes.
Aunque representan a un sector minoritario, sólo el Sindicato Español Universitario (SEU), reconoce su vinculación a Falange Españóla de las JONS, "al sector crítico, que conste, porque la gente cree que somos fachas cuando en realidad somos republicanos", apostilla Ramón C. C., miembro del SEU en Derecho de la Complutense.
El Sindicato de Estudiantes, asociación bien arraigada entre los estudiantes de Enseñanzas Medias, especialmente entre la Formación Profesional, no sólo hace campaña sino que pide el voto para Izquierda Unida: "No pertenecemos a IU, pero pedimos el voto para esta formación política porque pensamos que hay que frenar a la derecha, castigar al PSOE, y obligarle a girar hacia la izquierda".
"Nosotros no representamos a ningún partido, advierte Arturo Redondo, presidente de la Confederación Autónoma Nacional de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), una de las más representativas en la Enseñanza Media del sector privado. No hacen campaña pero sí informan sobre la conveniencia de votar por un programa que recoja cuestiones como "libertad de elección de centro" y "potenciación de la enseñanza privada concertada". Son miembros del Consejo Nacional de Educación Católica y sus propuestas encajan en el programa del PP, aunque no piden el voto para este partido.
En las facultades donde la izquierda siempre tuvo un papel protagonista, -Políticas y Sociología o Historia en la Complutense, y las facultades de Ciencias en la Autónoma de Madrid, por ejemplo-, la campaña electoral brilla por su ausencia. Ni actos, ni mítines, ni fotos, ni carteles. Si acaso, algunas pancartas en las que el color rojo del rotulador es lo único que permite intuir la presencia de grupos de izquierda.
"Claro que somos políticos, pero no partidistas, dice Juan Pacheco, representante de la Federación de Estudiantes de Izquierda (FAEI), organización que aglutina a todas las asociaciones de izquierda universitaria. "Apostamos por la universidad pública, por una mayor democratización en la vida universitaria, por más inversión para la enseñanza pública, en fin, por todas las cosas que la derecha destruiría si llegara a gobernar. Pero no hemos pedido el voto para IU, aunque algunos somos militantes, porque eso significaría que dejamos de ser una asociación de estudiantes para convertirnos en filial de un partido".
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