"No me identifico con la derecha clásica española"
"Vincular la socialdemocracia al sistema de protección social es totalmente absurdo"
José María AznarEl líder del Partido Popular ha logrado en esta campaña hacer un discurso propio y parecer verosímil a los ciudadanos. En su conversación con el director de EL PAÍS, celebrada entre los dos debates televisados, rechaza indignado la acusación de que su partido no tiene programa y se define como un liberal muy alejado de los "cruzados vociferantes"
Pregunta. Cuando aparezca esta entrevista la campaña electoral estará vencida. Todos los analistas indican que nunca como ahora una campaña en España ha tenido tanta significación. Desearía que hiciese un balance de este periodo para el PP y que me diese su opinión sobre la campaña de los socialistas.Respuesta. Nuestra campaña ha venido a demostrar el trabajo de estos años, el proceso de modernización de la derecha española, que es una opción alternativa centrada, centrista. Creo que es una apuesta de futuro por la modernización del país. La campaña socialista ha tenido dos aspectos esenciales: el miedo y la apelación al pasado; posiblemente porque el balance de la gestión es negativo y porque no hay un proyecto de futuro.
P.¿Cree que la campaña ha sido positiva para usted y para su partido? Cuando empezó, se decía que los socialistas iban a despegar y que, por el contrario, el PP había llegado al tope...
R. La campaña ha despejado muchas incógnitas, algunas incertidumbres, ha alejado definitivamente algunos tópicos y, desde luego, ha consolidado de un modo positivo la imagen centrada del PP.
P. Usted ha reivindicado el centrismo y su herencia. ¿De quién se siente más cerca, de Fraga o de Suárez?
R. Nunca he tenido grandes, ídolos políticos. Voté a Suárez en 1977 y he trabajado muchos anos con Fraga, entre otras cosas porque el trabajo previo de Fraga ha sido indispensable para el centro derecha español.
P. Pero los dos son muy diferentes.
R. Políticamente me sentí muy identificado con la política de Suárez, con la primera etapa de Suárez, pero yo le debo mucho a Manuel Fraga.
P. ¿En qué se equivocó Suárez?
R. Suárez rompió el aislamiento de España, inició el proceso de modernización del país, consolidó el proceso de libertades, supo encauzar la transición que desembocó en la Constitución, y luego falló en la gestión de una situación. Las circunstancias le impidieron gestionar correctamente. Por eso, fue necesario el cambio. Por otra parte, UCD no era un partido, sino, como dice un compañero, la empresa de la transición. Pero inició el proceso de reconstrucción histórica del centro derecha español. Ahora, cuando el PSOE pierda el Gobierno, se iniciará la reconstrucción de la izquierda española, como está ocurriendo en todos los países europeos.
P. Felipe González ha reconocido las cosas buenas que hizo Suárez. ¿Cuándo reconocerá usted las de González?
R. Cuando una persona dice "no quiero cambiarlo todo" y garantiza la conservación de lo positivo que hayan tenido esos años está ya reconociendo cosas buenas.
P. ¿Cuáles son esas cosas?
R. En nuestro país hubo un periodo de crecimiento del año 1986 a 1989. Esa etapa de crecimiento se concretó en una mayor renta para los ciudadanos españoles. Se pasó de un 88% de prestación sanitaria a un 96%. Hay un mayor número de personas que estudian en estos momentos el bachillerato; en la Universidad hay un mayor número de becas. ¿Cómo no voy a reconocer eso? Pero quiero que se sepa una cosa: los países más desarrollados del mundo son los que tienen unos sistemas de protección y un sistema institucional muy sólido, que es la garantía de su estabilidad. Son las democracias más modernas del mundo. Otra cosa distinta es la interpretación ideológica de eso. Alemania es un país muy avanzado, tiene un sistema de protección social muy desarrollado. Y quiero recordar que los socialdemócratas sólo han gobernado 12 años de los últimos 45 años de la historia alemana. Por lo tanto, vincular la socialdemocracia al sistema de protección social es totalmente absurdo. Fue un consenso continental que no se va a romper. Es estúpida la imputación de que alguien quiere romper ese consenso.
P. Ha habido lugares en los que manifiestamente se ha intentado romper ese consenso y los sistemas de Estado del bienestar: Reino Unido y...
R. No es cierto. Ni en el Reino Unido ni en Norteamérica ha habido nunca ese consenso continental. En ninguno de los dos sitios. El consenso continental es un consenso democristiano, liberal y socialdemócrata después de la II Guerra Mundial. No es y no nace ese consenso en una cultura industrial completamente diferente como es la cultura británica, lo que no quiere decir que no haya aspectos positivos y negativos. Si yo quisiera plantear el modelo británico ya lo haría, por eso esa afirmación es bastante absurda, sobre todo porque aun aceptando que nosotros quisiéramos aplicar el modelo británico, que no lo queremos aplicar, sería un modelo honorable.
P. Usted ha reivindicado públicamente a Azaña. Recuerdo que no es un asunto nuevo, puesto que en conversaciones anteriores siempre me habló de este político español. Le querría mencionar algunos aspectos del pensamiento de Azaña para saber si usted está de acuerdo o no con ellos. Primero: Azaña concibe a la derecha española como reacccionaria, ultraconservadora, negadora de las libertades...
R. No me siento muy identificado con la derecha española de 1930. Nunca me he definido como una persona de derechas, me he definido como un centrista que tiene dos objetivos: la profundización del sistema de libertades en su país por la vía del fortalecimiento de la democracia y la recuperación económica, y por lo tanto social, de este país.
P. ¿Quién representa ahora a esa derecha ultramontana?
R. Yo digo que yo soy así. El PP es un partido de centro, que engloba naturalmente a la derecha. Pero yo nunca me he sentido identificado con la derecha clásica española.
P. Otro aspecto de Azaña: la Iglesia no tiene una función social que cumplir: ni educativa ni para prestar ayuda asistencial. La religión es una cuestión de conciencia individual.
R. No estoy de acuerdo con ello para nada. La Iglesia tiene una función que cumplir, una función educativa y una función de asistencia social. Sí estoy de acuerdo en que la religión es una cuestión individual. Tampoco dijo Azaña, en el sentido que se le imputa, aquella frase de que España ha dejado de ser católica.
P. Azaña destaca también la importancia del Estado como educador, creador de la nación. El Estado es la fuerza crea dora, educativa. No concibe la idea de una nación sin un Estado fuerte. El gran problema de España es un Estado débil.
R. Es verdad, totalmente de acuerdo.
P. ¿Cómo se combina en usted esa defensa de un Estado fuerte y la ideología liberal de la que se reclama?
R.¿Dónde está escrito que el Estado grande tenga que ser el Estado fuerte? La magnitud del Estado no tiene nada que ver con la fortaleza del Estado, de la misma manera que el poderío de un país no tiene que ver solamente con el ámbito geográfico, poblacional o económico. Estados Unidos tiene un gran territorio, mucha población, economía fuerte y poder militar, pero otros países muy poderosos, como Japón o Alemania, no tienen poder militar. El Estado fuerte es el Estado eficaz, pero creo que hay un criterio previo a todo eso, que es la concepción nacional, el ejercicio de creencia nacional en el país. España es una nación que necesita en su representación un Estado fuerte. Mi concepto de Estado fuerte no es un Estado grande, es un Estado eficaz.
P. ¿Con qué parte de Azaña se identifica más?
R. Con el Azaña español, con el Azaña patriota, con el Azaña intelectual, con el Azaña crítico, con el Azaña desengañado, con el Azaña que tiene un concepto de una España integral, y no con el Azaña que hace una política de estratega en el año 1933. ¿Por qué fracasó? Porque no podía hacer esa política en esos años. No confundamos las ideas con la estrategia y con la táctica. No tiene nada que ver. También hay cosas de él que no me atraen: por ejemplo, me gusta su sentido crítico y racional pero no me atrae nada su sentido desdeñoso.
P. Se ha definido frecuentemente como liberal. ¿Qué es ser liberal hoy?
R. Mantener las ideas que hemos mencionado antes.
P. Pero con ellas puede estar de acuerdo todo el mundo menos los totalitarios.
R. No. No todo el mundo está de acuerdo. Ser liberal es considerarse como provisional en todos los aspectos de la vida. Ser liberal, decía Marañón, es cuestión más de talante que de contenido, aunque, sin duda, se agrupan en tomo a ideas de defensa de la libertad, del fortalecimiento democrático, a políticas no intervencionistas en el ámbito económico y en el campo cultural.
P. ¿Qué opina de las ideologías? ¿Cree vigente la diferenciación entre derechas e izquierdas?
R. Básicamente está pasada de moda. Las ideologías, no. Creo que en este momento la ideología liberal es la que tiene la, moneda de circulación legal, por decirlo de alguna manera.
P. ¿Quiénes son los principales teóricos de esa ideología?
R. Karl Popper.
P. Los socialdemócratas también lo reivindican...
R. Por reivindicar que no quede, ¿no? Los socialdemócratas tendrían primero que definirse, antes de reivindicar a nadie. Yo creo que lo que se está viviendo en toda Europa -y no podía ser de otro modo tras la caída del muro de Berlín y tras la caída del mito socialdemócrata en Suecia- es la recomposición del espacio de izquierda. Yo le pregunté el otro día a Chirac: ¿qué va a pasar en el socialismo francés? No lo sabe nadie. Ni siquiera lo saben los socialistas. Lo que ha vivido el fin de este siglo es la desaparición del socialismo. La verdad es que nosotros, los liberales, tenemos que dar pocas explicaciones.
P. Tendrán que dar explicaciones si van a gobemar.
R. No hablo en términos de gobierno, sino en. términos ideológicos. Tengo que dar pocas explicaciones. Quien tiene que darlas es quien ha pasado por la vía del marxismo, del socialismo o por el intento del establecimiento de sistemas socialdemócratas. Ese es quien tiene que dar explicaciones. Yo no he creído en esas ideologías. Y resulta que la razón, la historia, la política, la economía y la sociedad nos han dado la razón. Y yo no voy a pedir cuentas de eso, ni nadie va a pedir cuentas, pero si alguien tiene que dar explicaciones de esos cambios, no somos nosotros. Yo estoy satisfecho de haber mantenido las ideas que son las que, modestamente, han triunfado.
P. ¿Cuántos sectores ideológicos componen el PP?
R. No hay tendencias en el PP, pero hay ideologías. Yo tengo, y lo asumo, principios propios de la democracia cristiana, como las doctrinas humanistas, y asumo también principios liberales. Te sientes al final quizá más identificado con unos que con otros y, por lo tanto, también cumples ahí tu responsabilidad política. Sería absurdo que mantuviese otras posiciones alguien como yo, que quiere llevar y convertir a su partido en un partido de centro. Hoy en el mundo no te pueden pedir el RH de la democracia cristiana pura o el RH del liberalismo puro. Eso es absurdo. Ahí convivimos todos. Digamos que el factor sanguíneo aquí no cuenta. Cuenta el factor de compromiso en tomo al proyecto político. Y eso es lo que da la solidez al partido.
P. Pasemos ahora a las elecciones del día 6. El gran déficit del PP en esta campaña ha sido la falta de propuestas concretas. Se saben cuáles son los objetivos que pretende obtener pero no los instrumentos con los que va a trabajar. Me gustaría conocer por qué no los ha explicado: ¿por que no los tiene, porque cree que son muy duros y no es bueno contarlos en plena campaña, por falta de datos sobre la auténtica situación económica?
R. Cuando se pregunta qué objetivo tengo, digo que proseguir la modernización de España. Ese es el objetivo que encierra la idea del cambio razonable, del cambio tranquilo que nosotros estamos poniendo en marcha. Insisto, no quiero cambiarlo todo. En 1977 se inicia en España un proceso de modernización y de cambio histórico que tiene un agotamiento. El agotamiento ya requirió un cambio de actores, de gestores y de política en 1982, para continuar con ese proceso de cambio histórico. Hoy ese impulso de 1982 está también agotado y el país necesita un nuevo impulso. Esto es la continuidad en el proceso de modernización de España. ¿Qué es lo que ocurre? Que hoy ese proceso requiere nuevos intérpretes, nuevas generaciones y nuevas políticas. Puedo aceptar desde la dialéctica política que se me diga que se puede tener alguna duda de que el PP lleva alguna mercancía de contrabando. Lo que no lo acepto para nada, de ninguna forma, es que se diga que no hacemos propuestas concretas.
P. ¿No está de acuerdo, pues, en que los instrumentos que va a utilizar para conseguir ese principio general están inéditos?
R. Para nada están inéditos. Estoy dispuesto a hacer el repaso, desde el punto de vista de las libertades, desde el de la recuperación económica, desde el de la recuperación ética o desde el del fortalecimiento democrático... Yo he visto en su propio periódico páginas enteras sobre lo que proponía el PP. Esta es una acusación de nuestros adversarios políticos que es una absoluta falsedad. Lo que ha ocurrido es que ellos esperaban que nos comportásemos como una especie de cruzados vociferantes por toda la geografía del país y se han equivocado. No esperaban una actitud de "venimos a seguir haciendo el proceso de modernización de España". No esperaban la actitud de decir "nosotros vamos a mantener lo que nos parece que se ha hecho correctamente".
P. En sus mítines, en sus intervenciones televisivas, en las entrevistas, las medidas políticas le salen de corrido; en las económicas duda mucho más, es mucho más genérico.
R. Es que no se pueden plasmar de la misma forma. En el campo económico no se trata únicamente de cambiar la legislación, sino actitudes, costumbres, y ello implica más matices...
P. Usted habla de una España fuerte para poder contribuir a la construcción de Europa. Suena a la campaña de Clinton, pero hasta ahora no han desarrollado prioritariamente esta idea. ¿Por qué?
R. La repito todos los días, permanentemente. Creo que el discurso español de hoy es el discurso de la recuperación del país, que es el modo más concreto de conseguir los objetivos europeos de España. Para los españoles Europa no tiene alternativa. Antes fue vista como una ilusión y hoy es vista por muchos ciudadanos como una incómoda necesidad. Tenemos que recuperar el concepto de una Europa ilusionada, en un marco sin duda difícil y en un contexto difícil, pero tenemos también que interpretar correctamente lo que son las necesidades de nuestro país. Hoy el objetivo fundamental es la recuperación. ¿Para qué? Para continuar y dar un nuevo impulso al proceso de modernización. España es fuerte fuera si es fuerte dentro.
P. Hablemos de la financiación de los partidos.
R. Nosotros hemos hecho una propuesta de la reforma de la Ley de Financiación de Partidos Políticos, de tal manera que haya más control por parte del Tribunal de Cuentas y más flexibilidad por parte de los partidos políticos. La flexibilidad y la transparencia tienen el contravalor, por decirlo de esa manera, del control. A mí me parecería bien que entidades jurídicas o personas individuales, personas físicas, hiciesen aportaciones a los partidos.
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Incluso estudiar la trascendencia fiscal de esas aportaciones, pero extendiendo el control del Tribunal de Cuentas no sólo a la financiación pública sino también a las aportaciones privadas. Con los límites que se estudien en cada caso determinado. Lo fundamental es la transparencia.
P. Respecto al pasado y lo ocurrido hasta ahora, ¿cree usted que se hará un punto y aparte?
R. No estoy dispuesto a hacer una amnistía. Rechazo la imputación de que a nosotros nos puede surgir también un caso Filesa. Lo rechazo tajantemente. Hay temas que están pendientes en los tribunales de justicia, que tendrán que actuar. Lo que no se puede es exigir una investigación con arreglo a una legislación nueva. Eso es absolutamente imposible, pero las cosas pendientes tendrán que terminarse. A mí me preocupa más que la siguiente legislación sea una legislación correcta. En cualquier caso, no estoy dispuesto a que se intente colocar en un plano de igualdad a todos los partidos en relación con lo que ha ocurrido.
P. ¿Sigue siendo una prioridad para el PP modificar la Ley de Seguridad Ciudadana?
R. Sí. El Tribunal Constitucional puede decir que los artículos 20-21 de la ley Corcuera son inconstitucionales, en cuyo caso no haría falta nada más. Pero aun en el caso de que se consideraran constitucionales, nosotros los derogaríamos, porque una cosa es que una norma sea constitucional y otra cosa es que nos parezca correcta.
P. ¿Con qué grupos y en qué condiciones podría formar Gobierno?
R. Yo no formo Gobierno a costa de lo, que sea. De ninguna manera. No formo Gobierno pagando cualquier precio. Pero, desde luego, sí estoy dispuesto a intentarlo y creo que España va a tener un Gobierno estable, seguro y tranquilo. No veo riesgo de inestabilidad en el futuro de España.
P. No es lo que yo le pregunto.
R. Ya lo sé, pero es lo que yo quiero contestar.
P. Ha anunciado que habrá independientes en su Gobierno, si gana las elecciones.
R. He dicho que existe la posibilidad de que haya independientes; es más, me gustaría que los hubiese. Yo quiero un Gobierno que sea capaz de actuar rápidamente, un Gobierno muy competente, un Gobierno que tenga por norte la eficacia, y me gustaría vincular a la acción del Gobierno a algunos profesionales independientes muy capaces de desarrollar una acción de gobierno en los términos que yo tengo pensados.
P. ¿Privatizar empresas públicas es una necesidad o una opción filosófica?
R. Las dos cosas. Una apreciación filosófica y una necesidad. Es un principio esencial del mundo moderno que tiene reflejo incluso en China. Aquí ya ha habido privatizaciones. Me hace gracia cuando se critica que los franceses van a privatizar Renault. ¿Y dónde está la Seat? Los franceses van a privatizar el BNP y aquí se está privatizando Argentaria, que, posiblemente, nunca debería haberse creado. Nos quedan pendientes todas las privatizaciones de Rumasa. Un tema todavía sin explicar. Naturalmente que tiene que haber una política razonable de privatizaciones.
P. ¿Cambiará usted a los gestores de empresas públicas?
R. Estoy dispuesto a mantener en su puesto a los que me parezcan eficaces.
P. Dígame cuáles son los eficaces de los que hay ahora.
[En este momento, una de las personas del gabinete de José María Aznar entra en su despacho y nos avisa que hay una amenaza de bomba y que se está desalojando el edificio. Sólo queda tiempo para una pregunta].
P. Si ganara las elecciones, ¿mantendría al actual gobernador del Banco de España?
R. Me parece que Luis Ángel Rojo es una persona de la mayor competencia. Es una persona que me merece todo el respeto y tiene credibilidad. Nosotros no pusimos ningún inconveniente a su nombramiento sino que nos manifestamos a favor.
Pregunta. Si gana las elecciones y forma Gobierno, ¿cuáles son las medidas de choque que aplicará? Esas que no admiten espera alguna...
Respuesta. Hay una primera cuestión esencial. Creo que los ciudadanos tienen que ver el cambio de Gobierno y el cambio que se produce en la vida del país en razón no solamente del contenido, sino también en relación con las formas. Yo lo que garantizo es un Gobierno dialogante, atento a la realidad social y, por tanto, practicando permanentemente una política de diálogo. Creo que se ha producido un punto de lejanía muy importante entre el ciudadano y el Gobierno, entre el ciudadano y el poder, que hay que corregir.
P. Hablemos de las medidas concretas en el campo económico...
R. Anuncio claramente una, que es la puesta en marcha inmediata de un plan de austeridad y de ahorro. Inmediata. Sin esperar a los presupuestos. Significa poner en marcha previamente todas las medidas que den lugar en un año a un ahorro de 500.000 millones de pesetas. Ello, incluye desde la reorganización administrativa hasta las decisiones presupuestarias de congelación de los gastos corrientes, control de bienes y servicios, congelación de subvenciones públicas, congelación de las plantillas administrativas, etcétera. Más el fomento de la política de ahorro y austeridad.
P. ¿Qué va a hacer con el capítulo 1 de los presupuestos? ¿Qué va a hacer con el sueldo de los funcionarios?
R. Eso hay, que hablarlo a la hora de elaborar los nuevos presupuestos. En este país hay una crisis muy importante. Yo no voy a hacer ninguna promesa fácil, no la estoy haciendo. Nadie me la ha escuchado. Nadie. Van a seguir sin escucharla. Me van a escuchar una apelación al esfuerzo, y al esfuerzo de todos. Eso significa que se tomarán las decisiones presupuestarias correspondientes en cuanto nosotros hagamos el inventario efectivo de la situación de la hacienda, la situación financiera, el inventario de bienes, derechos y obligaciones. Naturalmente, me gustaría mucho, y espero poder cumplirlo razonablemente, el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de los salarios de los funcionarios, que son mis compañeros.
P. Otras medidas de choque...
R. Creo que es también esencial la puesta en marcha de todos los planes que afectan a la pequeña y mediana empresa (pyme). Me refiero a proyectos como la organización jurídica, la forma societaria, la relación con la Administración a efectos de trámites. Proyectos de primeras medidas fiscales, sobre todo desde el punto de vista del nacimiento de las pymes y la tributación posterior, después de pasados unos años. Se trata de incentivar la creación de empresas, que es algo que nosotros queremos poner en marcha inmediatamente.
P. Creo que sigue siendo ambiguo y genérico. ¿No hay un decálogo de medidas económicas o algo parecido?
R. No hay ambigüedad. No creo en la ambigüedad. No sé si las medidas son seis o doce, pero las hay claramente. Repito: he citado cuestiones administrativas y cuestiones fiscales para las pymes, y luego habrá otras normas que tendrán que ver con los presupuestos. Pero el plan para la revitalización de las pymes se pondrá en marcha inmediatamente.
P. ¿Y en cuanto a los ciudadanos? ¿Habrá un ajuste económico clásico?
R. La economía española está en estado casi comatoso, por decirlo de alguna manera. Una devaluación necesita ser seguida por medidas complementarias: aquí se ha devaluado tres veces sin ninguna medida complementaria.
P. ¿Y cuáles son las medidas complementarias?
R. Aún las estamos hablando. El cuadro general será el siguiente: primero, en relación con la presión fiscal, congelación; segundo, el presupuesto no crecerá por encima del incremento nominal de la economía. Tenemos que dejar de contar al país esa historia de que un presupuesto que crece tres puntos por encima del incremento nominal de la. economía es un presupuesto restrictivo. Tercero, proceso de reordenación del sector público; cuarto, iniciar un saneamiento de la economía española que nos lleve a iniciar lo más rápidamente posible la recuperación. El objetivo sería estar en el año 1995 con un crecimiento del 3%, que podía llegar a cerrarse en 1996 con un crecimiento del 3,5%- al 4%.
P. Entonces, el ajuste no sería...
R. Yo no he utilizado la palabra ajuste... He utilizado el concepto medidas complementarias.
P. No. La he utilizado yo porque si el estado de la economía es comatoso la única receta que se conoce es el ajuste.
R. La apelación al esfuerzo la voy a hacer continuamente. Insisto: el país está en una situación muy difícil, en una crisis muy grave, pero yo confío en las posibilidades del país.
P. ¿Qué medidas propone para disminuir el desempleo?
R. Cuando abordo las soluciones para las pymes estoy solucionando los problemas del empleo.
P. Sí, pero requerirá más medidas. El desempleo es más complejo que las pymes.
R. Todo requiere más complejidad y más datos. Lo que nadie va a pedir es que en tres meses la situación cambie. Lo que se puede pedir es que en los primeros 100 días se note que se está dispuesto a que la situación cambie y, por tanto, se venza cualquier tipo de inercia o resignación. Permítame decir que estoy convencido de que estamos en España en un momento propicio al cambio histórico, pero que una persona que no estuviese convencida de eso tendría que hacer esta reflexión: ante una situación de crisis, un Gobierno nuevo tiene un margen de maniobra más amplio que un Gobierno que continúa. Ello afecta a la confianza política y ello afecta también a la confianza económica. Hacer del objetivo de empleo un objetivo nacional es algo de lo que tienen que responsabilizarse también los empresarios y las centrales sindicales. Porque realmente el problema del país no es sólamente la atención a 3,3 millones de parados. Es que un país en el que no llegan a 12 millones los ocupados no puede salir adelante. España necesita, por decirlo de esa forma, más gente tirando del carro.
Hay que conseguir en primer lugar el diagnóstico de la situación. ¿Hay dificultades estructurales del mercado de trabajo en España? Sí. ¿Tenemos que sacralizar que con una reforma del mercado de trabajo se van a solucionar todos los problemas de empleo de nuestro país? En mi opinión, no. La reforma es necesaria, pero no va a solucionar todos los problemas.
Siguiente cuestión. ¿Por qué ponemos el acento en la pequeña empresa como plan de choque? Por una razón muy sencilla, porque hoy la gran empresa ya no crea empleo, ni siquiera en el sector de servicios. El empleo lo crea la pequeña empresa.
Nos ha alarmado el criterio que algunos llaman de precarización en el empleo, que ha llegado casi al 40%, como se sabe. Yo soy partidario de ir paulatinamente estableciendo una relación de causalidad. Ahora bien, no creo que eso se pueda hacer de una manera automática. Prefiero un contrato fijo a un contrato temporal y un contrato temporal a que no haya contrato. ¿Eso requiere una movilidad funcional? Sí. ¿Requiere movilidad geográfica? Sí. ¿Requiere intentar alcanzar estructuras salariales más flexibles? Sí. ¿Requiere ir estableciendo el principio de causalidad en la relación contractual? Lo requiere. ¿Eso significa ir suprimiendo los contratos temporales e ir reformándolos a través de los convenios? También. Que eso significa descentralizar convenios colectivos, también estoy de acuerdo.
P. Resumiendo: la reforma del mercado de trabajo ¿forma parte de las medidas de choque inmediatas?
R. Es una medida que hay que poner en marcha inmediatamente abriendo un periodo de diálogo con los agentes económicos y sociales. Surge así la tercera medida importante: la puesta en marcha inmediata de la recuperación del principio del diálogo económico y del diálogo social. De lo que se trata es de hacer una apelación al esfuerzo nacional con el acompañamiento de los actores fundamentales en ese terreno, y eso es muy importante. No perdamos de vista ninguna perspectiva histórica. La historia reciente de España en relación con los agentes sociales y económicos demuestra la falsedad de que un Gobierno socialista tenga más capacidad de diálogo y relación que un Gobierno de centro-derecha.
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