Toros a la medida
Ganado inválido para las figuras y poderoso para los modestos
JUAN MORA La encastada ganadería del Puerto de San Lorenzo es la que más está lidiando en la feria, pues ya van 15 toros suyos que han salido al ruedo. Los seis de la corrida anunciada no se cayeron; los lidiaron Esplá, Jesulín de Ubrique y Mariano Jiménez. Los nueve restantes sustituyeron a toros rechazados o devueltos; todos, menos el que le correspondió a Caballero, se cayeron desplomados. Sus matadores: Litri, Espartaco, Espartacho Chico y Fernando Lozano. ¿Casualidad? El análisis de la feria descarta la intervención del azar.
Es un hecho contrastado que en absolutamente todas las corridas en las que participa algún torero de los considerados figura del momento, el toro se cae a cuatro patas, al menos dos veces. También, que cuando el cartel lo componen toreros modestos, no sale ni un solo toro cojo, o tan inválido que tenga que ser devuelto al corral.Todo podría explicarse por la distinta especialización de cada ganadería, pues mientras unas apuestan por la crianza de toros íntegros, otras prefieren mermar la fuerza de los suyos. Pero cuando salen reses de un mismo hierro y el rendimiento que ofrecen no está en función de la genética, sino de quien sea su lidiador, las previsiones de cómo van a salir los toros han de hacerse consultado el cartel, no el encaste.
Para esta feria la empresa compro quince toros a la ganadería de Puerto de San Lorenzo, que fue reforzada en 1982 con vacas de Atanasio Fernández. Son toros de casta, como lo avala el que Luis Francisco Esplá decidiera lidiarlos en la primera de las corridas que firmó. Ningún toro se cayó y dos de ellos derribaron al caballo. El día anterior había salido un sobrero, en sustitución de un Torrestrella, que lidió Manuel Caballero. Tampoco mostró debilidad.
Tres toros de Puerto fueron elegidos, posteriormente, para salir uno en la corrida de Armillita, El Cordobés (en sustitución de Rincón) y Fernando Lozano, y dos quedaron de sobreros. Todos salieron, todos le tocaron a Lozano y todos se cayeron, pues le fueron devueltos sus dos toros, uno de ellos el del Puerto que había quedado como titular.
Los otros cinco salieron al día siguiente -cartel: Espartaco, Litri y Espartaco Chico-, dos para completar la corrida y tres en calidad de sobreros. Totalizaron ocho caídas y ningún derribo; dato éste para el estudio, pues en todas las anteriores corridas siempre habían tirado al caballo de picar. Incluso los toros de Puerto de San Lorenzo tuvieron, pues, la respuesta que cabía esperar de ellos, no atendiendo al origen de su sangre, sino a la categoría de sus lidiadores. La estadística, en este caso, se cumplió rigurosamente.
Si se quiere ver toros derribar, hay que ir a las corridas de los modestos. Hay una garantía al 100% de que ello suceda, así como de no ver cómo salen los cabestros al ruedo para retirar reses de manifiesta invalidez.
¿Que lo que se quieren ver son toros por el suelo? Pues también hay garantías plenas de ello acudiendo las tardes que toreen las figuras. ¿Que ambas cosas a la vez? Entonces a los que están en las posiciones intermedias del escalafón. Hay de todo un poco: un toro devuelto por corrida, un promedio de 5,8 caídas y también un 60% de posibilidades de que se produzca un derribo, según el estudio de las corridas celebradas hasta el domingo.
Babelia
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