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El comisario de Exteriores de la CE pide una cumbre para replicar al plan de paz

Lluís Bassets

El comisario de Relaciones Exteriores de la Comunidad Europea (CE), Hans van den Broek, sugirió ayer, a su llegada a Turquía, la convocatoria urgente de una reunión de jefes de Estado y de Gobierno de los Doce, en un Consejo Europeo o cumbre extraordinaria, para intentar resolver la crisis bosnia y evitar dar la impresión de que están "satisfechos con el statu quo". El llamamiento coincide con numerosas expresiones de malestar en las dos grandes estructuras multilaterales con sede en Bruselas, la OTAN y la CE, ante el plan de creación de zonas de protección para los musulmanes aprobado por EE UU, Rusia, Reino Unido, Francia y España, conocido también como 4+1.

"La agresión no puede ser premiada", declaró Van den Broek a su llegada a Ankara. No es ningún secreto que estas ideas del ex ministro holandés de Exteriores son compartidas por el presidente de la Comisión, Jacques Delors, a pesar de que éste carezca en la actualidad de una mínima capacidad de maniobra política ,en este terreno.Delors ha querido expresar, sin embargo, su malestar ante la impotencia europea y ante el propio plan, aunque lo ha hecho de forma un tanto críptica. En su discurso del jueves ante el Parlamento Europeo, terminó con estas palabras: "¿Y qué pasa con la política exterior y de seguridad común? Dejo a quienes tienen la competencia institucional el cuidado de hablar de ello. De momento, el deber de conciencia cede ante el deber de reserva. No sé si muchos miembros de la Comisión podrán seguir así".

Quienes tienen la posibilidad de hablar, concretamente la presidencia danesa de la CE, no lo hacen. Su posición está mediatizada por la propia exclusión de la política exterior y de defensa refrendada en el referéndum sobre Maastricht, y también por el escaso entusiasmo que suscita la cuestión balcánica en Copenhague, cuyos dirigentes, al decir de fuentes de la propia CE, se preocupan más de los vecinos bálticos o de Rusia. En las palabras de Delors hay también una velada amenaza: de momento no tiene más remedio que callar, (la reserva por encima de la conciencia), pero el silencio tiene también sus límites.

Transparente malestar

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El malestar que ha producido el plan 4+1 en la CE, aprobado por tres socios europeos sin consultar a los otros nueve, se puede percibir de forma transparente en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a través del comunicado final del Comité de Planes de Defensa y del Grupo de Planes Nucleares, emitido al final de una reunión de dos días, a la que han asistido los ministros de Defensa.

La Alianza no apoya el plan y se limita secamente a "tomar nota". Recuerda que la "solución pasa por la aplicación del plan Owen-Vance" e insiste en otorgar la máxima importancia "al compromiso de los aliados norteamericanos" en Europa.

Por otra parte, el Parlamento Europeo (PE) mostró también ayer su rechazo al acuerdo adoptado en Washington y pidió un plan internacional de paz con respaldo militar para acabar con la guerra. Según el PE, el acuerdo no respeta "la integridad de Bosnia-Herzegovina ni establece condiciones realistas para la supervivencia de los musulmanes".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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