El timonel de Extremadura conquista Móstoles
Los incendiarios mítines de Rodríguez Ibarra, el discípulo más aventajado de Guerra
A Juan Carlos Rodríguez Ibarra se le considera el discípulo más aventajado del vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra. En sus mítines, el presidente de la Junta de Extremadura no deja títere con cabeza: José María Aznar, candidato del PP, es una "muñeca Barbie, bien maquillada"; Julio Anguita, líder de IU, "parece un davidiano, que se encierra con sus fieles y les prende fuego"; los nacionalistas catalanes y vascos son "egoístas insaciables". Estas son algunas de las frases habituales del presidente extremeño durante los mítines."Después del 6 de junio, a Aznar no lo encuentra ni Paco Lobatón". Juan Carlos Rodríguez Ibarra consigue levantar de entusiasmo al millar largo de seguidores reunidos el pasado lunes por la noche en el polideportivo de Móstoles. Una ciudad del cinturón industrial del sur madrileño, con 190.000 habitantes, a la que el socialista Jesús Salvador se refiere habitualmente como "un pueblo más de Extremadura".
Rodríguez Ibarra está arropado por ilustres teloneros: el ex alcalde de Madrid y candidato al Senado Juan Barranco y el ex ministro Joaquín Almunia, quien empezó la jornada inaugurando un simposio de la Fundación Argentaria, ante un selecto auditorio de banqueros, sociólogos y altos funcionarios, y la acaba jaleado por pensionistas, amas de casa y trabajadores. Entre el público, los alcaldes de Fuenlabrada, Leganés y Parla. En el escenario, la cantaora Blanca Villa, arrancando las primeras palmas, antes de dar paso, por fandangos, a los "señores parlamentarios".
Al jefe del Gobierno extremeño lo recibe un flamear de banderas regionales y pancartas: "Bienvenido, presidente", a secas. Empieza en tono bajo, anodino casi para lo que se espera del discípulo más aventajado de Alfonso Guerra: "Pase lo que pase el 6 de junio, no pasará nada, todo el mundo podrá dormir tranquilo esa noche, porque dejamos un país estabilizado democráticamente". Pues vaya.
"No voy a pedir perdón"
Pronto se ve, sin embargo, que no puede asistirse sin inquietud a una eventual victoria de la derecha. Durante el golpe del 23-F, "los amigos del señor Aznar", según Rodríguez Ibarra, "estaban en la calle haciendo listas", no precisamente de la compra. Bajo el franquismo, "los amigos del señor Aznar mandaban tanquetas a la plaza de Atocha" para aplastar a quienes se manifestaban pidiendo libertad. "Es verdad que durante diez años hemos perdonado", agrega, para justificar estas apelaciones al pasado. "Algunos dicen que hemos perdonado demasiado; a lo mejor tienen razón, pero desde luego no hemos olvidado".
A partir de ahí no queda títere con cabeza. "Nos conocemos todos y nadie puede vender burras": Aznar es una "muñeca Barbie bien maquillada" que no mueve el bigote cuando habla para que no se le note que miente. Anguita "parece un davidiano, que se encierra con sus fieles y les prende fuego", como el líder de la secta norteamericana. Los nacionalistas catalanes y vascos son "egoístas insaciables". Cuidado: porque si ellos reclaman, un banco público para Cataluña y Euskadi, "yo me pido el Banco de España para Extremadura".
Enfilada la pendiente, nada detiene ya a un Rodríguez Ibarra espoleado por la euforia de los asistentes: "No estoy dispuesto a pedir perdón. En diez años hay tiempo para hacer cosas buenas y otras no tan buenas". Es verdad que hay muchos parados. Tampoco tantos como se, dice. "En los pueblos sabemos que los militantes del PP tienen orden de apuntar a sus mujeres y sus hijos en las oficinas de empleo", afirma. La educación, la sanidad, las carreteras, las pensiones y, sobre todo, "el orgullo devuelto de ser español, extremeño o andaluz" son argumentos para votar al PSOE.
Nadie hace la más mínima intención de marcharse, pero son ya las nueve y media y Rodríguez Ibarra mira el reloj. "Así que vamos a acabar, porque estamos deseando ver la paliza que le va a dar Felipe González a Aznar" en el debate de Antena 3. Cada uno en su casa y Felipe en la de todos. Pero ¿cómo hacerle llegar a través de la pequeña pantalla la admiración y el cariño desbordados en un polideportivo del extrarradio de Madrid?
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