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A veces no es prudente callar

A veces no es prudente callar. Hace dos semanas el presidente Serrano de Guatemala se dirigía a más de cien intelectuales latinoamericanos en un discurso donde afirmaba que "el hombre latinoamericano es un hombre que no participa de todas las capacidades, que no está preparado para la democracia ( ... ) ya que muchas veces su decisión política es ingenua y su voto lo hace inspirándose en la magia, lo cual es muy peligroso". Lo peligroso, obviamente, era callar ante esta demagógica desautorización del voto indígena o popular. Lo peligroso era que el presidente Serrano pudiera sentirse "comprendido" por una cumbre del pensamiento (ése era el nombre de la reunión, nada menos) donde una nutrida representación de escritores, sociólogos o juristas iberoamericanos aceptaban tácitamente sus afirmaciones.Es por ello que personalmente interpelé a Serrano preguntándole si él creía que tenía más derecho o fundamento el voto que se hace leyendo la Biblia, o el Corán, o incluso las encuestas, que el que se hace inspirándose en las estrellas. El presidente Serrano no contestó.

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Añadí que el avance de la democracia en el mundo había consistido precisamente en reconocer que tienen también sus derechos, y conocen sus intereses, no sólo los propietarios sino también los proletarios, no sólo los blancos sino también los negros, no sólo los hombres sino también las mujeres, no sólo los que han tenido una educación formal sino quienes han aprendido en casa sus oficios y no se han convertido, como él, a la religión Evangelista.

El presidente Serrano siguió sin contestar, pero tampoco ninguna otra voz se levantó para denunciar la operación de la que trataba de hacer cómplices a un grupo de intelectuales.

Espero que todos los asistentes a tal cumbre denuncien si más no ahora su golpe de Estado. De otro modo asistir a aquel encuentro no significaría sino haber asentido -y así asistido- al golpe.

es escritor y filósofo.

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