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Científicos españoles afirman que la elección de sexo por selección de espermatozoides es ineficaz

Milagros Pérez Oliva

Algunas clínicas norteamericanas lo ofrecen como reclamo y garantizan a las parejas que quieren elegir el sexo de su próximo hijo un 80% de posibilidades de acertar. El método de elección de sexo por separación de espermatozoides está patentado desde 1969 a nombre de su descubridor, el norteamericano Ericsson. Muchas parejas españolas y europeas viajan a Estados Unidos para someter el esperma del marido a un proceso de selección que, en teoría, permite separar los espermatozoides portadores del cromosoma X de los que tienen el cromosoma Y. Sin embargo, una investigación de la bióloga Anna Veiga, del Instituto Dexeus, y del genetista Josep Egozcue ha revelado que este método no tiene eficacía alguna.

"No selecciona absolutamente nada". Ésta es la concisa conclusión a que llega la bióloga Anna Veiga, del equipo de fecundación asistida del Instituto Dexcus de Barcelona. El estudio ha sido efectuado por el Grupo de Investigación en Embriones Preimplantacionales Hurnanos, bajo la dirección de Anna Veiga y de Josep Egozcue, catedrático de Biología Celular de la Universidad Autónoma de Barcelona.La investigación ha consistido en efectuar la selección de sexo según el método Ericsson y analizar posteriormente los espermatozoides seleccionados mediante procedimientos de biología molecular para comprobar si eran del sexo que se esperaba. Y allí donde debía encontrarse, según el método Ericsson, una concentración de un 80% de espermatozoides X, por ejemplo, había un 50%, y donde debía haber un 80% de espermatozoides Y, pues había otro 50%. Es decir, mitad y mitad en cada caso, la misma proporción que ofrece la naturaleza en un semen no tratado.

Enfermedades hereditarias

El método Ericsson ha sido adoptado también por numerosas clínicas europeas, entre ellas varias españolas, pero en Europa la selección de sexo sólo está permitida para casos de indicación terapéutica. Ocurre, sin embargo, que este criterio sólo está amparado por ley en algunos países. En el resto, la regulación se ejerce a través de comités éticos, por lo que el control es más difícil.La selección de sexo por razones terapéuticas tiene por objeto evitar la transmisión de enfermedades hereditarias, como la hemofilia o la fibrosis quística. En el caso de la hemofilia, por ejemplo, sólo los varones sufren la enfermedad, mientras que las mujeres están sanas, pero la transmiten a la mitad de su descendencia masculina. Se trata, en este caso, de lograr que toda la descendencia de la mujer portadora de la anomalía sea femenina. "En estos casos es mucho más segura la selección por diagnóstico preimplantacional. Una vez formado el embrión, se analizan una o dos células de la membrana y se implanta el embrión del sexo deseado", explica Anna Veiga.

Sin embargo, en algunas clínicas de Estados Unidos, de algunos países de América Latina, de Israel y también en una clínica de Londres, el método Ericsson se utiliza para satisfacer gustos, deseos o prejuicios. Más de 30 peticiones recibió Símón Marina, del Instituto Cefer de Barcelona, cuando puso en marcha esta técnica, antes de que entrara. en vigor la Ley de Reproducción Asistida, en noviembre de 1988. Entre ellas, la de Esperanza Martín, una mujer de Mataró que pidió autorización judicial para utilizar la técnica porque tenía cinco hijos varones y deseaba una niña. Tras recabar la opinión de varios especialistas, el juez se pronunció en contra.

El método Ericsson consiste en someter el semen a una serie de gradientes líquidos, normalmente albúmina, de modo que una parte de los espermatozoides queda en suspensión y otros se hunden. Se basa en la teoría de que los espermatozoides portadores del cromosoma X tienen un mayor volumen de material genético que los del cromosoma Y. La madre siempre aporta un cromosoma X, por lo que la diferencia de sexo depende en todos los casos del padre. Los espermatozoides con cromosoma X darán lugar, al juntarse con el cromosoma X de la madre, a una niña (XX), mientras que los espermatozoides con cromosoma Y darán lugar a un niño (XY).

"Ya se habían publicado algunos trabajos cuestionando la validez de este método. En nuestro estudio, es que no hemos encontrado ninguna eficacia" afirma Anna Veiga. "De hecho, la diferencia de material genético entre los cromosomas X e Y es de apenas un 3%, y eso es muy poco para modificar el peso hasta el punto de que unos queden en suspensión y otros no, porque los espermatozoides pueden ser morfológicamente muy distintos", añade.

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