El ejemplo alemán

Estabilidad es la palabra mágica que utilizan los defensores de la convergencia. El motivo, argumentan, es que con ella se reduce el impacto de las crisis y se acumula una mejora más clara con el paso de los años.El Reino Unido y Alemania son dos países europeos que pueden reflejar esta idea. Se trata de dos países ricos, pero sólo uno de ellos -Alemania- ha convertido la inflación en un tabú ahora exportado. Ambos sufrieron las crisis del petróleo. La diferencia es que los picos de las crisis son más acusados en el Reino Unido. Después de 30 años, Alemania ha logrado mejorar su situación de partida en un 60% más que el Reino Unido. Los Doce decidieron en Maastricht que su ejemplo es el correcto. Tradujeron la estabilidad alemana a cifras y las pusieron como condición para acceder a unión económica monetaria: una inflación que no supere en más de medio punto la media de los tres países con IPC más bajo; un déficit público inferior al 3% del PlB y una deuda inferior al 60%; unos tipos de interés a largo plazo que no superen en más de dos puntos la media de los tres socios con el dinero más bajo, y formar parte del SME con una antigüedad de al menos dos años en la banda de fluctuación del 2,25%.