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Entrevista:

"Europa es cómplice de los fascistas serbios"

Ni su sólida apariencia física ni sus esfuerzos por no alejarse demasiado de la moderación del lenguaje diplomático pueden ocultar que Haris. Silajdzic es un hombre cruelmente decepcionado. Cuando, en la tarde del pasado viernes, Silajdzic, ministro bosnio de Asuntos Exteriores, conversa en un hotel parisiense con el corresponsal de EL PAÍS, sólo puede expresar su impotencia y su amargura. Acaba de entrevistarse: con su homólogo francés, Alain Juppé, que no le ha dado la menor esperanza."Francia y toda la Comunidad Europea", dijo Silajdzic, llevan 13 meses practicando una autodenominada actividad diplomática que sólo ha aportado muerte a los nuestros y ventajas a los agresores. La política de los europeos no es de neutralidad, es de complicidad objetiva con los fascistas serbios. Pero Europa pagará con creces el haber consentido que todos los horrores sean posibles en Bosnia. No es sólo que haya perdido su credibilidad, es que ha abierto una caja de Pandora".

¿Qué caja de Pandora? "La impunidad de los agresores va a dar ánimos a todos los grandes nacionalismos expansionistas y va a obligar a los pueblos pequeños a armarse hasta los dientes para sobrevivir".

¿Tiene entonces alguna esperanza en que los occidentales salgan de su pasividad? "Los norteamericanos están intentando hacer algo, pero chocan con los británicos y los franceses. Es muy duro para nosotros ver cómo los europeos se convierten en nuestros enterradores. Ni detienen a los agresores, ni nos dejan armarnos para defendernos".

El reférendum al que este fin de semana están convocados los serbios de Bosnia le parece al ministro "un acto más del espectáculo protagonizado por esos consumados comediantes".

¿No es un signo positivo el embargo decretado por Belgrado contra sus aliados serbios de Bosnia? "Es ridículo pensar que Milosevic, que empujó a los serbios de Bosnia a la locura de la purificación étnica, va a dejar de participar en algo que él mismo ha comenzado".

Cuenta Silajdz¡c que hace un año, en los primeros días del cerco de Sarajevo, un amigo de un país no europeo le dijo: "Los europeos van a dejar que os aniquilen. No tienen en Bosnia intereses materiales. A ellos sólo les preocupa su bienestar. Y además la mitad de los bosnios sois musulmanes, y los europeos piensan que no es ningún crimen matar a musulmanes"

"Aquel amigo", suspira, "tenían razón: hemos sido triturados porque creímos en la justicia del sistema internacional. Esta guerra ha expulsado ya de sus hogares a dos millones de personas y ha acabado con la vida de otras 200.000, entre ellas 14.000 niños".

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