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Yeltsin pactará la nueva constitución con los líderes regionales de Rusia

RODRIGO FERNÁNDEZ, El presidente ruso, Borís Yelsin, comenzó ayer a aplicar una política dura, como había prometido después de su triunfo en el referéndum del 25 de abril, al anunciar a los dirigentes de las regiones de Rusia que son ellos los que deben aprobar la nueva Constitución. Esto, de hecho, signirica ignorar al Parlamento. Al imismo tiempo, Yeltsin destituyó a dos hombres claves de su entorno que no comparten su programa radical: a Yuri Skókov, secretario del Consejo de Seguridad, y a Gueorgui Jizhá, uno de los viceprimeros ministros.

Las medidas, anunciadas desde hace varios días, confirman que Yellsin se ha alineado con los demócratas radicales, y que está decidido a hacer frente a la resistencia de los diputados -que seguramente pedirán apoyo al Tribunal Constitucional- y aprobar la nueva ley fundainental del Estado pactando directamente con los sujetos de la Federación, es decir, con los líderes de las provincias y las autonomías nacionales que forman Rusia.Skókov, de 55 años de edad, era considerado hasta antes del 20 de marzo, día en que Yeltsin pronunció su famoso discurso en el que anunciaba el establecimiento de un régimen especial de Gobierno, como la persona que mayor influencia tenía en el equipo presidencial.

Hombre procedente de la industria militar, Skókov había sido diputado de la URSS por la provincia de SverdIovsk, el feudo de Yeltsin, y en 1990 pasó a integrarse en el primer Gobierno democrático de Rusia como su vicejefe. Después de la intentona de golpe de Estado de 1991, Skókov estuvo un tiempo en la sombra, hasta que en abril de 1992 reapareció como una figura clave al ser nombrado por Yeltsin secretario del Consejo de Seguridad. Entre los candidatos a reemplazar a Skókov se nombra al ex cardenal de Yeltsin, Guennadi Búrbulis; al miembro del Consejo Presidencial y ex diputado de la URSS Yuri Rizhov, al viceprimer ministro Serguéi Shajrái y al presidente de la Comisión del Sóviet Supremo para Defensa y Seguridad, Serguéi Stepashin.

Jizhá, como Skókov, era un hombre de la industria militar y respondía ante el Gobierno por este sector. Entró en el Gabinete en la primavera de 1992, como contrapeso a los reformístas radicales. Hombre de confianza del grupo parlamentario Unión Industrial, era muy popular entre los diputados conservadores.

Desafío al Parlamento

Yeltsin no sólo ha comenzado a liberarse de los que no comparten su programa de reformas; también ha lanzado una ofensiva para aprobar su proyecto de Constitución desafiando las facultades del Parlamento. En la primera reunión del grupo de trabajo formado, con dirigentes de las regiones para discutir este proyecto, celebrada ayer en el Krenilin, Yeltsin dijo que este foro se convertirá en una "Asamblea Constituyente", puesto que "los sujetos de la Federación" son los principales portadores "del poder del pueblo. Por eso, precisamente ustedes y no otros, deben trabajar en la nueva Constitución y aprobarla", señaló Yeltsin ante los dirigentes regionales.

El proyecto de ley fundamental de Yeltsin es de claro carácter presidencialista, no contempla el puesto de vicepresidente de la república ni el de presidente del Parlamento, hace más dificíl el proceso de destitución legal del presidente y debilita al Tribunal Constitucional, al crear un órgano judicial superior a él.

Además del proyecto presidencial, existe otro, redactado por la Comisión Constitucional del Sóviet Supremo, que ya fue aprobado como texto básico por el VI Congreso de los Diputados. La principal tarea de Yeltsin ahora es obtener el apoyo de los dirigentes regionales y tratar de llegar a un compromiso con parte de la Comisión Constitucional.

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