Se reanudan las conversaciones sobre la paz en Guatemala en un ambiente de pesimismo
Con más temor al fracaso que esperanza de llegar a acuerdos se reanudaron el jueves en México las conversaciones de paz sobre Guatemala, que reúnen en una misma mesa al Gobierno y a la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), en guerra desde hace más de 30 años. Las perspectivas de esta nueva ronda de negociaciones, la tercera en lo que va de año, son desalentadoras.
Nadie quiere ceder. El Ejército, que es el que manda en el país, no quiere aceptar un proceso similar al de El Salvador, en donde las concesiones políticas se adelantaron al alto el fuego. Los militares, presentes en las negociaciones de México, entienden la paz como una capitulación de la guerrilla. La única concesión que de momento están dispuestos a ofrecer a sus enemigos es el perdón tras estos 33 años de guerra.
En conversaciones anteriores, con la mediación, como ahora, del obispo Rodolfo Quezada, se consiguió que el Gobierno del evangelista Jorge Serrano aceptara que se ponga en marcha la verificación de los derechos humanos. Sin embargo, este mecanismo, en cierta medida proyectado a semejanza del que precedió a la paz en El Salvador, jamás se inició, porque los militares contraatacaron exigiendo a cambio y de manera previa el alto el fuego de la guerrilla.
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