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Los empresarios del metal de la ex RDA amenazan con el cierre patronal si continúa la huelga

J. M. MARTÍ FONT, Los empresarios del sector del metal de la antigua Alemania comunista amenazaron ayer con el cierre patronal tras el fracaso de su reunión con los negociadores del sindicato IG Metall en la ciudad báltica de Rostock. La huelga, en su quinto día, se extendió a otras dos empresas, con lo que ya son 72 las firmas afectadas y cerca de 37.000 los trabajadores involucrados en el primer conflicto laboral de la ex RDA en 60 años. Las escasas perspectivas de una inmediata solución hacen temer que la huelga se extienda a la parte occidental del país, tal y como ha amenazado el sindicato.

El endurecimiento de este conflicto supone un golpe mortal para los numerosas empresas medianas y pequeñas del sector, pero, según la mayoría de los analistas, esta siendo muy beneficiosa para las grandes compañías. La huelga tiene su origen en la negativa de la patronal a cumplir el convenio firmado en 1991, por el que los trabajadores del metal de la ex RDA debían haber obtenido un aumento salarial de un 26% para acercar sus ingresos a los de sus colegas occidentales.Los fabricantes de automóviles que se han instalado recienternente en la ex RDA -como Opel o Volkswagen, que están enfrentados a un pro blema de exceso de capacidad productiva y a un mercado que se ha reducido en casi un 20%- "lo están celebrando".

El fracaso de la reunión de Rostock, sin embargo, no pare ce ser el mejor indicador de la evolución del conflicto. La huelga se está centrando, de he cho, en Sajonia, en el denominado Sachsenring, el anillo in dustrial que antes de la guerra era el centro económico más poderoso de Alemania y que, pese al deterioro que supuso su colectivización, sigue siendo el corazón económico de la antigua RDA. La última reunión entre el sindicato y la patronal de este land tuvo lugar el miércoles y se saldó con un fracaso sin que se, haya convocado un nuevo encuentro.

Dieter Kirchrier, presidente de Gesanitmetall, la organización de la patronal, indicó ayer que la evolución del conflicto forzaráa su organización a romper su promesa de no recurrir al cierre patronal. El líder de la IG Metall, Franz Stein kühler, reaccionó ante esta amenaza indicando que "quienes cierren las fábricas a los obreros deberían ser encerrados en la cárcel".

Equiparación de sueldos

Para Steinküller, el plan de subidas escalonado era el punto clave para las bases del sindicato. "La gente quiere saber en qué día se van a equiparar los sueldos entre el Este y el Oeste", dijo, aunque se mostró dispuesto a aplazar la fecha en la que esta equiparación estaba prevista, el primero de abril de 1994.

Wolfgang Scháuble, el número dos del partido del canciller Kohl, rechazó inmiscuirseen las negociaciones al argumentar que era partidario de la autonomía de las tarifas. Pero recordó que, en su día, el sindicato de transportes había aceptado un convenio de tres años pese a los datos económicos, considerablemente más negativos, y por eso entendía el enfado de la IG Metall, pero también los argumentos de la patronal. El socialdemócrata Oskar Lafontaine, por su parte, exigió al canciller Kohl que interviniera en la resolución del conflicto.

En esta huelga, sin embargo, está en juego el futuro del sector en Alemania. Dos empresas alemanas han anunciado ya la construcción de sendas fábricas de motores eléctricos en la República Checa, argumentando que el nivel de sueldos es considerablemente inferior. Lafontaine añadió que "sólo unos estímulos a las inversiones mucho mayores podrían compensar que se decidieran por la ex RDA".

Krupp acaba de cerrar una acería en el land de Brandeburgo que daba trabajo a 300 obreros, lo que el ministro presidente de este Estado, el socialdemócrata Manfred Stolpe, calificó como "una mala señal en tiempos muy adversos". Stolpe aseguró que pedirá ahora a Krupp que devuelva los siete millones de marcos que recibió en concepto de subvenciones.

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