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Entrevista:ELECCIONES 6 DE JUNIONOMBRES Y APELLIDOS

"Por mi gusto votaría a Durruti"

Francesc Valls

FRANCESC VALLS, Eduardo Mendoza nació hace 50 años en Barcelona. Es autor de novelas como La ciudad de los prodigios, La verdad sobre el caso Savolta, La isla inaudita o El año del diluvio. Algunos de sus personajes más conocidos son anarquistas, una doctrina política a la que, por visceralidad, se acerca el novelista barcelonés. Mendoza, que ve en la desigualdad social uno de los grandes males nacionales, dice que votaría por Buenaventura Durruti, el histórico líder de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), a quien se atribuye un especial celo atentatorio contra reyes y obispos.

Pregunta. ¿Ya tiene decidido su voto?

Respuesta. Por mi gusto votaría a Durruti, pero eso sería una banalidad. Así que acabaré votando a los socialistas. No se trata de un voto útil o de circunstancias, porque el voto es siempre útil por definición.

P. ¿Cuáles son, a su juicio, los problemas más importantes que tiene planteados España?

R. Continúa habiendo los problemas de siempre: el monopolio del poder y el de la distribución de la riqueza. Quizá no tanto como en el Tercer Mundo, pero esos siguen siendo males endémicos en España.

P. ¿Qué solución apunta usted?

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R. Creo que la solución debería ser radical, aunque no sé si realmente sería posible. Tal vez sería peor.

P. ¿Qué imagen da la clase política?

R. Hay diferencias muy notables entre los políticos Hay una cierta formulación global de los políticos que no debería existir. Me molesta que les estemos siempre criticando y, a la vez, hayamos perdido actitud crítica. Nos hemos vuelto críticos superficiales, de lo concreto. Tengo la impresión de que en otros países europeos, con mayor tradición democrática, los intelectuales no han caído en esta trampa. En España, en cambio, nos paramos en el detalle sin llegar al fondo.

P. ¿Se puede hablar de corrupción generalizada?

R. El hecho de que haya escándalos continuos quiere decir también que las cosas salen a la luz. Ahora bien, todo el mundo se rasga las vestiduras cuando surgen los casos Naseiro, Filesa o Casinos, y luego todo queda diluido. No parece que haya sanción ni responsabilidad. Esto es más preocupante que el hecho de que en la gran maquinaria política se descubra, de vez en cuando, un punto negro.

P. ¿Qué supondría para la cultura la victoria electoral de la derecha?

R. A juzgar por la experiencia de algunos países extranjeros, creo que tendría malas consecuencias.

P. ¿Sería traumática?

R. No sé si traumática, pero la cultura quedaría más amuermada de lo que está. No creo que sea honrado descalificar a una derecha que aún no ha tenido la oportunidad de demostrar lo que es. Tampoco es justo compararla con lo que no es: el Partido Popular no es el fascismo ni Aznar es Franco. Esta derecha española sería seguramente de tipo Thatcher, que tan maltrecha ha dejado a la vida social y cultural inglesa.

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