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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A quien corresponda

Hace 11 años que vivo en la calle del Alcalde Sainz de Baranda, una de las poquísimas de Madrid que conservan un precioso bulevar. El pavimento de dicho paseo, durante el curso pasado, fue levantado y vuelto a poner al menos dos veces. No quiero entrar en la necesidad, real o no, de semejante dispendio: se han puesto bancos y papeleras nuevos; los quioscos de flores, de prensa, etcétera, son más bonitos, tienen luz, teléfono (por cuenta de sus dueños). Pero lo único vivo que había en él apenas lo está: sus hermosos árboles. Eran frondosos, olían bien, sonaban bien (almoverlos el viento). Los árboles del Retiro, tan próximo, son sustituidos, parcheados, curados, calzados (los que crecen torcidos) y podados muy poco, con tiento: hay jardineros. ¿Quién cuida los árboles de las calles? Con relativa frecuencia aparecen unos técnicos con sierras eléctricas que, en plena floración, los desmochan hasta dejarlos prácticamente con el tronco desnudo.Durante las obras de pavimentación se han partido raíces y volcado cemento en los alcorques, sin que ningún experto haya venido a explicar qué hay que hacer para proteger los árboles de una obra tan profunda y prolongada. A lo largo de la larguísima sequía que padecemos no se han regado los árboles (las piscinas municipales han seguido funcionando), pero resulta que en esta zona hay muchos perros, y la mayoría hace sus

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necesidades en los alcorques como debe ser. Así, poco a poco: durante un año, han sido regados con amoniaco puro. En el portal de al lado de mi casa hay una niña en silla de rue das. Nació así, con una hermana sana. El sábado 10 de abril hizo un poco de viento. En la calle de Narváez cayó, desprendido de cuajo, un gran árbol (acababan de hacer la acera nueva), y una gran rama de otro árbol del bulevar se tronchó (hacía un poco de viento, ya lo he dicho) y cayó so bre la hermana sana de la niña de la silla de ruedas. Tras días en la UVI, sus padres ya las tienen de finitivamente iguales. Lo que no consiguió la naturaleza lo han lo grado los responsables de las zonas verdes de Madrid: en el nú mero 21 de la calle del Alcalde Sainz de Baranda habrá dos ni ñas en sillas de ruedas.-

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