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Un ingeniero de la entidad juzga "irrelevantes" las acusaciones

Javier Casqueiro

El Banco Santander lleva más de un siglo esperando disponer de una sede en el paseo de la Castellana, el corredor de los negocios y el dinero en España. Ahora le ha llegado la oportunidad y ha pretendido. festejarlo restaurando un viejo edificio en ruinas hasta convertirlo en "un lujo que dejará huella y que será considerado, por muchos aspectos, como. una de las obras más importantes de Madrid", según asegura Javier Martínez de la Hidalga, el ingeniero de Caminos del banco, que ha supervisado el proyecto. Martínez rebaja la categoría de las irregularidades denunciadas a "irrelevantes, y en la mayoría de los casos, discrecionales diferencias de criterios".El ingeniero afirma que la intención del banco ha sido rehabilitar esta finca con el mayor respeto a su imagen exterior, y niega que se hayan efectuado grandes correcciones al proyecto entregado en el Ayuntamiento con la licencia de obras. "Que un muro ha podido correrse 15 centímetros es posible, pero, en cualquier caso, es insignificante con relación a una restauración de 25.000 metros cuadrados que dejará huella en España y que será estudiada en el futuro por su creatividad", explicó Martínez.El cabaré Alazán

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El banco eligió como soporte para reflejar su esplendor en Madrid un inmueble conocido como el edificio Alazán, nombre del cabaré situado en sus bajos hace varias décadas. El proyecto de recuperación de una casa con las estructuras de madera corroídas se contrató con uno de los arquitectos vivos de más prestigio en el mundo, Hans Hollein.

Las ideas originales de Hollein y las divergencias con algunos colegas españoles, contratados como colaboradores, también han influido sobre la imagen final del inmueble. El banco no ha escatimado esfuerzo económico -ha invertido unos 5.000 millones en acondicionar su nueva sede-, pero ha soportado todo tipo de contratiempos para ver realizado su sueño.

Cuando comenzó el proceso de construcción se produjo un derrumbe que causó cinco accidentados, uno con una pierna amputada. El banco dice que renegoció la licencia.

Martínez califica de "paleteces" las denuncias que se fijan en que se ha suprimido un ascensor de lata o un trozo de escalera, comparadas con los mármoles seleccionados o con la cúpula que tapa el patio central, de más de 30 metros de diámetro, la misma anchura de la calle de Velázquez.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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