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Un autobús ofrece apoyo social a las prostitutas en los barrios "calientes"

Lourdes nunca pensó que un autobús sería algo importante en su vida. Tiene 33 años, y hace dos dejó atrás una década de prostitución y de adicción a la heroína. Desde enero trabaja como agente social del Centro para la Reinserción de la Mujer Prostituída de la plaza del Ángel. A turnos, un equipo formado por un médico, una asistente social y otras cuatro mujeres que también cambiaron de tercio recorre en autocar las zonas de prostitución callejera. Reparten preservativos y jeringuillas e informan a las prostitutas sobre sus derechos y sobre los servicios sociales existentes.

Los primeros días fueron duros. El autobús, que pertenece a Médicos del Mundo, aparcaba en la calle de la Montera, en la Casa de Campo o en la zona de Capitán Haya y nadie se acercaba. Las tres ex prostitutas involucradas en el proyecto agarraron el toro por los cuernos y ellas mismas abordaron a sus antiguas compañeras."Muchas son toxicómanas, están muy dejadas y no se preocupan de su salud ni de utilizar preservativos para evitar los embarazos, el sida y otras enfermedades contagiosas", explica Lourdes.

Así que empezaron por ahí, por ofrecer condones y jeringuillas para garantizar unos mínimos sanitarios. Algo que siguen haciendo. Luego, ya creado el contacto, informan, a golpe de esquina, sobre el salario social y la existencia de cursos de formación laboral.

La presencia en el equipo de las tres mujeres que dejaron la calle es fundamental. "Las chicas que te conocían destrozada se quedan impresionadas al ver el cambiazo que has dado, y se alegran", explica esta mujer que ha redescubierto a sus dos hijos, de 13 y 11 años, criados por los abuelos.

"Tu les dices: mira, así, entre la chuta y la calle, lo único que haces es acabar en el hoyo; pero necesitan dinero para pincharse y siguen prostituyéndose. Es difícil salir sin alguien que te apoye", añade. "Sólo intentamos que aprendan a quererse a sí mismas, a cuidarse y a valorarse", concluye.

Dejar la heroína

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Al menos medio centenar de prostitutas de las que acudieron al autocar han pasado por el centro de la plaza del Ángel para que las asesoren. Ocho han conseguido desengancharse de la heroína en el Proyecto Hombre y una veintena se han apuntado en los talleres de asistencia a domicilio, artes plásticas y brocha gorda.Rocio Nieto, directora del centro, se queja de la falta de recursos. "A menudo nos encontramos casos de auténtica urgencia social, sobre todo por drogas, pero también por malos tratos o problemas psíquicos, y sólo tenemos siete plazas en un piso para estas situaciones de emergencia", afirma Nieto. "Tampoco las instituciones ofrecen soluciones para estos casos extremos en los que hay que actuar con celeridad", añade.

Otras mujeres son derivadas a los CAD (Centro de Atención a Drogodependientes) y también hay quienes vuelven con sus familiares. El centro recibe subvenciones del Ministerio de Asuntos Sociales, y la Comunidad de Madrid costea los contratos de las tres ex prostitutas.

El autocar sale los lunes y miércoles a media mañana por la calle de la Montera, la Casa de Campo y la plaza de Jacinto Benavente. Los martes, jueves y viernes recorre de noche las calles de Capitán Haya y Doctor Fleming y el parque del Oeste.

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