Yeltsin utilizará su triunfo para dividir al Parlamento

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, utilizará su triunfo en el referéndum de] pasado domingo para tratar de dividir al Parlamento, atrayendo hacia sí a los diputados más dispuestos al compromiso, y aislando a los sectores de oposición más recalcitrantes, encabezados por el jefe del Sóviet Supremo, Ruslán Jasbulátov. Así se desprende de declaraciones efectuadas por miembros de¡ equipo presidencia¡ después de conocerse los resultados, aún provisionales, que confirman la victoria clara del presidente.

El presidente Borís Yeltsin consiguió la confianza del 58% de los electores que acudieron a las urnas el día 25, según informó ayer el jefe de la Comisión Electoral Central, Vasili Kazakov, basándose en datos de 88 circunscripciones electorales, a los que sólo quedaban por añadir los de la república de Tuvá (en la frontera con Mongolia) y los votos de los residentes en el extranjero.Además, un 52,88% de los votantes aprobó la política económica del Gobierno, tema de la segunda pregunta presentada a referéndum.

Por las elecciones anticipadas del presidente (la tercera pregunta) y las elecciones anticipadas del Congreso de los Diputados Populares (la cuarta pregunta) se pronunciaron, respectivamente, el 32,64% y el 41,40% del censo. Esto significa que en ninguno de los dos casos se superó el listón del 50% del censo, necesario para renovar estas instituciones, cuyo mandato expira legalmente en 1996, en el caso del presidente, y en 1995, en el caso del superparlamento.

Dato sorprendente

El dato más sorprendente del plebiscito del pasado domingo es el apoyo obtenido por la política económica de Yeltsin, que parecía su punto más vulnerable, dado el deterioro de las condiciones de vida que ha ocasionado a la mayor parte de la población.

El vicepresidente del Gobierno, Serguéi Shajrái, uno de los colaboradores más próximos de Borís Yeltsin, dijo ayer que el presidente está dispuesto a dar al Parlamento una oportunidad más para llegar a un compromiso.

Serguéi Shajrái se opuso resueltamente a quienes tratan de interpretar el referéndum como una "consulta de opinión" y afirmó que sus resultados impiden al Parlamento cualquier intento de echar al Presidente o al Gobierno de sus puestos y le obligan a cancelar todas las disposiciones adoptadas en contra de la política económica de éstos.

El vicepresidente del Gobierno aseguró también que ya tiene preparada la lista de decisiones que el Parlamento ruso debería según él reexaminar.

El equipo presidencial tratará de aprovechar el impulso obtenido para cambiar la correlación de fuerzas en el interior mismo del Parlamento, atrayéndose a los sectores pragmáticos y convenciéndoles de que es necesario aprobar una ley de elecciones y una serie de reformas constitucionales que permitan llevarlas a cabo, señalaron a esta corresponsal medios próximos a Shajrái.

De seguir esta táctica, los yeltsinistas pondrán a prueba sus habilidades en el arte del lobbismo en los pasillos del Parlamento y tratarán de dejar aislado a Jasbulátov y los más recalcitrantes opositores. Sólo en el caso de que este esfuerzo no diera resultado, se recurriría a acciones más drásticas, comenzando, posiblemente, por poner en marcha el proceso constitucional al margen del Parlamento.

Shajrái y el profesor Serguéi Alexéiev, ex presidente de la Comisión de Vigilancia Constitucional de la Unión Soviética, dieron ayer detalles sobre el borrador de Constitución que el día 29 de abril será enviado a los sujetos territoriales de la Federación Rusa para su exámen y estudio.

Si las repúblicas y las provincias de la Federación Rusa están de acuerdo, el Parlamento podrá tener una oportunidad de aprobar la nueva Constitución.

"Problema maldito"

Alexéiev reconoció que el paso de un sistema social a otro es un "problema maldito" y se mostró favorable a la formación de una Asamblea Constituyente basada en el Consejo de la Federación, el organismo en el que se agrupa la mayoría de los sujetos territoriales del Estado.

Según el profesor Alexéiev, el proyecto constitucional elaborado por el equipo de Borís Yeltsin contempla un modelo de "presidencia ilustrada en un régimen democrático" y para su confección se han estudiado Constituciones como las que existen en Alemania y en España, por ser dos países "que pasaron la experiencia totalitaria".