La compleja instrucción
La falsificación de identidades para ocultar a los verdaderos titulares de cuentas que incurrían en fraude fiscal es el origen de unas complejas diligencias. Partiendo del escenario judicial, la consternación de los medios industriales y financieros extiende entre sus protagonistas más singulares la militante defensa del dinero producto del esfuerzo y en paralelo la inevitable condena del dinero especulativo. Los cimientos morales de la iniciativa empresarial cierran filas cuando la sospecha acecha a todo lo que no se gana con el sudor.
La investigación del juez ahonda en la misma sustancia de la querella presentada por la fiscalía de Barcelona contra algunos de los acusados por haber puesto en circulación dinero cuyo origen no podían justificar, a través de sociedades financieras y "hasta de entidades bancarias y de ahorro como el Bilbao Vizcaya, La Caixa y el Banc Catalá de Crédit", según han señalado medios judiciales durante el proceso instructor.
La instrucción ha ido desvelando que los fondos opacos captados por algunos de los supuestos inculpados se invertían en deuda pública que se colocaba en las sociedades instrumentales investigadas por el juez o se vehiculaba mediante el uso de DNI falsos a la compra de letras del Tesoro en la ventanilla de los bancos. En uno y otro caso, estos fondos -"su cuantificación es muy superior a la cifra inicial de 1.500 millones", según fuentes judiciales-, escaparon al control de Hacienda.
Actividad civil
El inculpado Manuel Carreras, que promovió en 1989 el lanzamiento de Benkers con la entrada en el capital de un banco suizo, desempeña un papel relevante en el mundo civil. En este campo, sobresale su contribución en el Círculo Ecuestre, institución cuyo desarrollo como foro selectivo de la vida económica y ciudadana está siendo impulsada por un grupo de patricios catalanes.
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