_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Joan Miró

Manuel Vicent

Cuando uno siente que todos los valores se derrumban, hay que agarrarse firmemente al tarro de mermelada de la abuela para salvarse. Los momentos felices que cualquiera haya vivido alguna vez forman un caudal, un patrimonio, una barricada. El paraíso es la infancia, aquella masía de Miró, y el pecado que acarrea la expulsión de ese jardín consiste sólo en crecer. El largo camino hacia el este del edén es la edad que uno va adquiriendo. Ésta nos aleja cada día más del manantial primitivo y cada cual durante el viaje desarrolla la propia conciencia llena de espuma de detergente que se deriva de los ríos contaminados y también atraviesa sueños, crímenes, metales fabricados por la imaginación y los colores de Joan Miró, rojo, azul, amarillo que constituyen sexos y estrellas. Puede uno realizar en compañía de este pintor un trayecto desde la masía de la infancia hasta las constelaciones. En aquel lugar había aperos de labranza, vegetales puros, animales domésticos que concentraban toda la energía de la tierra. A medida que uno crece se va contaminando. Pájaros empapados de petróleo son batidos por olas oscuras en algún lugar del alma, pero existe siempre en ese asfalto interior una alacena preservada donde se conserva aquel tarro de mermelada, y por encima de él se extiende todo el firmamento bruñido dentro de un cajón cerrado. Existen pequeños puertos de pescadores a donde arriban barcas cargadas de plásticos y heces petrificadas que fueron capturadas junto con salmonetes de oro y esquirlas de dioses. En medio de la maldad estamos constituidos por nuestros momentos más felices. Un nudo de aromas, visiones, latidos de sexos se traba en la infancia hasta hacerle sólido en la memoria. La vida consiste en ir disolviendo esas sensaciones con suavidad, y uno desaparece cuando ese nudo se ha desatado del todo. A lo largo del camino hacia el este del edén crecen huertas con coliflores y judías detrás de iglesias románicas, y a veces uno encuentra una estrella de Miró enterrada al lado de una mujer y de un ave encendida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_