El puente de los mil colores
El puente de Toledo, terminado en 1732 y diseñado por Pedro de Ribera, era una de las más bellas entradas a Madrid, con sus nueve ojos y sus dos templetes. Pero el monumento -fotografiado ayer- sufre el efecto del intenso tráfico de la M-30, que atraviesa cuatro de sus ojos, y de la humedad delrío Manzanares. El Ayuntamiento planteó un proyecto de 200 millones para devolver el esplendor a sus piedras, pero no encuentra el dinero por ninguna parte. Tan sólo ha podido sustituir alguno de los elementos destruidos o dañados, como se aprecia en la fotografía.
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