Grachov, vinculado a la venta ilegal de armas
La fiscalía general de Rusia acusó ayer al ministro de Defensa, Pável Grachov, de abuso de poder en relación a una serie de "negocios ilícitos" relacionados con la venta de material militar del Grupo del Oeste del Ejército, estacionado en la ex República Democrática Alemana. Esta acusación se ha producido en plena recta final de la campaña del referéndum del 25 de abril, en un día en que una nota anónima distribuida por los servicios del Sóviet Supremo acusaba a Yeltsin de estar preparando un pucherazo.La acusación de la fiscalía refuerza el durísimo alegato lanzado la semana pasada ante el Parlamento por el vicepresidente Alexandr Rutskói contra la supuesta corrupción que afectaría a varios miembros del Gobierno. Basándose en once maletas llenas de documentos, el vicepresidente introdujo en la campaña una idea que puede dañar notablemente a Yeltsin: que la reforma está sirviendo para que algunos "Ilenen sus bolsillos".
Rutskói reveló también las conexiones del más cercano entorno al presidente en el vidrioso asunto de la exportación de mercurio rojo, un material que muchos consideran inexistente pero que podría encubrir la venta de materiales estratégicos. En relación con este asunto, la fiscalía general llamará a declarar a Guennadi Búrbulis, ex secretario de Estado y uno de los hombres más próximos al presidente.
Esa comunicación de la fiscalía calentó aún más una jornada que ya había sido caldeada por la nota anónima distribuida desde el Sóviet Supremo que acusaba al presidente Yeltsin no sólo de urdir un pucherazo, sino también de prepararse para tomar plenos poderes la misma noche de la votación.
El anónimo recogía unos supuestos datos facilitados por personas del Ministerio de Seguridad, según los cuales Yeltsin piensa introducir la noche del 25 el Gobierno presidencial y reducir el Parlamento a algo puramente "decorativo". Además acusaba al Ejecutivo de preparar "la falsificación de los resultados a favor del presidente". El documento anónimo señala incluso que Yeltsin ha mantenido contacto con atamanes (jefes) cosacos, en los que habría obtenido garantías de un apoyo armado.
La Presidencia tildó ese anónimo de "groseramente falso" y lo consideró "una provocación política más tendente a influir en los electores".
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