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RELIGIÓN

La conversión al catolicismo de una alta funcionaria británica acentúa la crisis de la iglesia anglicana

Enric González

Westminster, el corazón político del Reino Unido, fue escenario ayer de un nuevo capítulo en la crisis de la Iglesia anglicana. Ann Widdecombe, subsecretaria de Seguridad Social en el Gobierno conservador de John Major, se convirtió al catolicismo durante una misa a la que asistieron numerosos diputados. Mientras tanto, los obispos católicos de Inglaterra y Gales continuaban una reunión iniciada el lunes para estudiar la acogida de centanares de vicarios y seglares anglicanos, contrarios a la ordenación sacerdotal de las mujeres, arpobada por los anglicanos el pasado otoño.

La conversión de Widdecombe, de 46 años, ha marcado un nuevo máximo en la crisis de la religión oficial inglesa. No sólo por la difusión del acontecimiento, que ha ocupado un lugar prominente en los informativos de televisión, sino porque abre la vía para próximas conversiones en el Gobierno. John Gummer, ministro de Agricultura, ex presidente del Partido Conservador y miembro del Sínodo Anglicano, parece estar preparando también su ingreso en el catolicismo.La ceremonia de conversión fue oficiada en la cripta de San Pedro de la catedral de Westminster por el sacerdote Michael Seed, asesor ecuménico del cardenal Hume, primado católico de Inglaterra, ayudado por un sacerdote anglicano, hermano de la subsecretaria. Los padrinos de conversión fueron dos diputados católicos, el liberal-demócrata David Alton y el conservador Julian Brazer. Por la tarde se celebró una nueva ceremonia, más íntima, en la capilla del Parlamento.

Ann Widdecombe explicó las razones de su conversión en un artículo publicado ayer por el vespertino londinense Evening Standard: con su decisión de permitir la ordenación femenina y "contravenir lo dictado por la sucesión apostólica", dijo, "la Iglesia Anglicana ha sacrificado definitivamente su fe a los dictados de la moda". "Cuando comprueben la calidez de la acogida católica, muchos más cruzarán el puente que yo acabo de cruzar", agregó.

Más de 3.000 conversos

La Iglesia católica está acogiendo, con los brazos abiertos, efectivamente, a muchos seglares anglicanos. En los últimos dos años son ya más de 3.000 los que han recibido la confirmación católica.La situación es muy distinta, sin embargo, en lo referente a los sacerdotes anglicanos. Los obispos católicos discuten desde el lunes cómo integrarlos "las condiciones pastorales", según su terminología- Por el momento, han descartado la idea de concederles un trato preferente de forma colectiva.

"No queremos crear una Orden de Ex Anglicanos", dijo ayer un portavoz de los obispos católicos. "Cada caso debe ser examinado individualmente y seguir un proceso similar al de los seglares, con un periodo de reflexión y tutela por parte de un católico experimentado", añadió.

Según el mismo portavoz, la conversión de sacerdotes anglicanos plantea serios problemas prácticos: "Casi todos ellos están casados y tienen familia, lo cual choca con los preceptos católicos; además, necesitan mayores salarios que los sacerdotes católicos, porque han de mantener mujer e hijos, y por la misma razón familiar les será difícil adaptarse a los frecuentes cambios de destino que aceptan sin dificultad los sacerdotes célibes".

Sacerdotes casados

En estos momentos, la Iglesia católica inglesa cuenta ya con cinco sacerdotes casados, procedentes del anglicanismo, pero ninguno de ellos tiene parroquia asignada ni practica el apostolado.Los obispos católicos han decidido no adoptar una postura oficial hasta después de junio, cuando el Sínodo Anglicano debe reunirse para examinar nuevamente la cuestión de la ordenación femenina.

De no producirse un vuelco inesperado en dicha reunión, los obispos anunciarían su buena disposición a acoger religiosos de la confesión anglicana y en verano empezaría el trasvase de sacerdotes (se habla de alrededor de un millar) desde la Iglesia de Inglaterra hacia la católica.

A pesar de todo, una inmensa mayoría de los seis millones de seguidores de la Iglesia de Inglaterra (1,2 millones de practicantes) defiende la ordenación de las mujeres, admitida por esta confesión el pasado mes de noviembre. La primera mujer sacerdote anglicana no será ordenada hasta finales del año que viene.

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