Acerca del golpe
No tengo nada que temer ni que ocultar sobre el juicio a los acusados por el intento de golpe de Estado del 19 de agosto de 1991, que ahora comparecen ante un tribunal en Moscú. Ya he trabajado con los jueces implicados en las largas investigaciones preliminares. Iré al juicio a testificar ante el Tribunal Supremo, y participaré activamente en los procedimientos en la medida en que me lo permita la ley, que pretendo acatar plenamente.Hoy es muy importante para Rusia descubrir toda la verdad acerca de ese golpe que, hace año y medio, hizo un gran daño a nuestro país. Por encima de todo, fue la causa de que no llegara a ratificarse el Tratado de la Unión, lo que impidió que la URSS se transformara en una unión de Estados soberanos. También detuvo el proceso de reformas, incluida la reforma del partido. Éstas son dos razones importantes, de consecuencias fundamentales para lo que ha pasado desde entonces, por las que debemos averiguar toda la verdad de los hechos.
¿En qué acabará todo? Hoy es imposible predecirlo. El tribunal tendrá que decidir libremente y formular sus opiniones en consonancia. Será difícil, pero doy la bienvenida a este juicio, como político y como jurista. Por ahora, creo que lo mejor es no decir nada más, para no hacerles el juego a los que podrían desbaratar el juicio. Los líderes del golpe y esa parte de la prensa que ha estado de su parte, incluso desde antes de agosto, han hecho todo lo posible por presentar los hechos desde otra perspectiva y eximirse de toda responsabilidad. Pero las estratagemas que han ingeniado permiten comprender, lo que todos ellos tienen apostado en el juicio. Ha aparecido un equipo de abogados, todos los cuales emplean las mismas palabras. Están intentando intimidar al sistema judicial y a la otra parte de la prensa, con vistas a aplazar el juicio indefinidamente, sugiriendo que a ciertas personas les da miedo que todo salga a relucir.
Ahora están todos fuera de la cárcel, y uno de ellos ha dicho incluso que es posible que el juicio no llegue a celebrarse. Al principio, la prensa de derechas estaba de su parte, tanto durante como después del golpe. Pero ahora que la reforma del Estado y las medidas para hacer frente a la crisis se han venido abajo, parece también que los líderes del golpe llevaban por mal camino a un país que, sin embargo, con dificultad y desvíos, había emprendido un sendero de reforma. Y lo hicieron con los métodos de criminales. Tienen que asumir la responsabilidad por el golpe que asestaron al país en ese momento: la desintegración de la URSS después del 19 de agosto alcanzó proporciones que hicieron difícil detenerla, aunque lo intentamos a finales de 1991. Ahora deben responder ante el pueblo por sus acciones.
Sin embargo, lo que estamos observando es un intento por echar las culpas y desviar el descontento hacia otro: Gorbachov. Los demócratas también llevan algún tiempo jugando al mismo juego. ¿Por qué han tenido los líderes del golpe todos los canales de televisión a su disposición, mientras que Gorbachov apenas puede decir una sola frase? ¿Cómo es que Kriuchkov consigue llenar las páginas de los periódicos? ¿Dónde se ha visto antes que unas personas que han llevado a cabo un intento de golpe de Estado hablen con tanta libertad? ¿En qué lugar del mundo se les suelta de la cárcel y se les permite que actúen a su antojo? Se ha hecho referencia a su salud. No me gustaría que ni siquiera un enemigo mío tuviera cáncer -no, no soy un sádico- Pero mientras todas esas personas estaban "enfermas", se las arreglaban para escribir libros: Kriuchkov, Janaev, Lukanov y Boldin. Pretendían estar afectados por una enfermedad, pero no estaban enfermos. ¿Entonces, por qué fueron puestos en libertad? Significa que alguien, alguna fuerza -y no estoy acusando a nadie quiere protegerlos de una posible acusación, quiere mostrar que su comportamiento fue humanitario. Como dijo Maiakovski, si las estrellas brillan, significa que a alguien le interesa que lo hagan.
Pero hoy son los jueces los que tienen el asunto en sus manos: dejemos que decidan sobre el caso con libertad. Eso es lo que queremos y esperamos de ellos.
fue el último presidente de la desaparecida URSS.Copyright La Stampa, 1993.
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