El retorno del 'duro' Pasqua
Casi toda la prensa francesa no ha podido sustraerse a la tentación de un titular obvio: Charles Pasqua, le retour (el regreso). En 1986, la derecha le confió también el Ministerio del Interior y él se empeñó en demostrar que se había acabado la relajación frente a la delincuencia o "la invasión de emigrantes". Montó vuelos charter para expulsar a malianos que residían ¡legalmente en Francia, falsificó pasaportes para evitar escándalos políticos, intentó aprovechar electoralmente la liberación de rehenes franceses en el Líbano e incluso declaró "compartir ciertos valores del Frente Nacional".En 1988, la derecha topó con el muro Pasqua, con su dureza represiva -la muerte en una manifestación del estudiante Malik Oussekine puso en pie SOS Racismo-, y perdió las elecciones. Hoy, el primer ministro, Edouard Balladur, procura abrirse al centro, pero Pasqua continúa siendo el encargado de proteger el flanco derecho.
Nacido en Grasse, en 1927, Pasqua participó en la Resistencia desde 1943. En 1952 trabajaba como representante de una marca de pasteles. Es diputado desde 1968 y preside la región más rica de Francia -Hauts-de-Seine- desde 1977. Es un experto en circunscripciones electorales y en dividir el territorio en función de los votantes.
Pasqua pertenece al sector más populista del RPR (Asamblea para la República). Se opuso frontalmente a la ratificación del Tratado de Maastricht, formando una extraña alianza con el antirracista Philippe Séguin, pero hoy afirma que "la distinción entre pro Maastricht o anti-Maastricht es arcaica". "Mi voluntad pasa por ayudar al Gobierno, sea cual sea", dice.
En 1990 intentó dirigir una revuelta contra Chirac y Balladur, que le costó la presidencia del Senado, cargo que ambicionaba. Dentro del RPR goza de gran prestigio y simpatía y, según cual sea la evolución de la situación económica y social, puede encabezar una rebelión derechista contra el "centrismo europeísta" de Balladur.
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