Mercados abiertos a todas las posibilidades
Los mercados de valores se encuentran en plena zona de nadie o, lo que es lo mismo, en unos niveles en los que los inversores no encuentran alicientes ni para comprar ni para vender. Tan sólo en Tokio, con todo un ejercicio por delante, existen algunas apuestas, pero acompañadas por inmediatas tomas de beneficios que indican una enorme desconfianza por los plazos largos. Los inversores han descubierto en estos días la fuerza de un dato aislado frente a unos mercados indecisos, como fue la influencia de Philip Morris sobre la Bolsa norteamericana, y no están dispuestos a dejarse sorprender por una situación similar.Wall Street abrió con una serie de altibajos que apenas superaron los nueve puntos, lo que dio pie a todo tipo de conjeturas sobre las causas. El temor a un repunte de la inflación, junto con el recuerdo de lo que sucedió el pasado viernes, inclinaban la mayoría de las actuaciones del lado negativo y al cierre el índice Dow Jones cedió 1,62 puntos hasta el nivel de 3.377,57.
Tokio registró la entrada simultánea de tomas de beneficios y compras esporádicas, pero con un factor clave: el descenso de la contratación en un 40%. La escalada de las cotizaciones, con la única excusa de contar con todo un año de margen, fuerza la adopción de precauciones en medio de un ambiente todavía optimista. El Nikkei cedió 272 yenes para situarse en el 19.486.
Londres bajaba un 0,25% en una sesión caracterizada por la inactividad, mientras que Francfort conseguía cerrar al alza apoyado por algunas compras en unos cuantos valores significativos. El índice DAX subió un 0,4% al cierre. En París, fue el mercado de futuros el que tiró de la Bolsa hasta hacerle ganar un 1,22%.
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