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LA CRISIS DE LOS SOCIALISTAS

Corcuera, apoyado por González, mediará entre los protagonistas del conflicto interno del PSOE

El ministro del Interior, José Luis Corcuera, se perfila como el hombre bueno de la dolorosa Semana Santa del PSOE. Corcuera, respaldado por el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Felipe González, será el hombre que tratará de convencer a los miembros de la Comisión Ejecutiva socialista, a algunos secretarios regionales del partido y ministros para tratar de superar el enfrentamiento interno y llegar a la reunión de la dirección socialista del próximo sábado con un pacto que evite una solución traumática a la crisis. González barajaba antes del estallido interno dos hipótesis.

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José Luis Corcuera ya jugó un papel importante en la reunión, celebrada el pasado martes en La Moncloa, donde se estudiaron las posibles salidas al caso Filesa entre el secretario general del PSOE, Felipe González; el vicesecretario general, Alfonso Guerra; el secretario de organización, Txiki Benegas, y el de economía y finanzas, Francisco Fernández Marugán (véase EL PAÍS de ayer).Los reunidos barajaron en principio tres escenarios de salida a la crisis: la dimisión de la comisión ejecutiva en bloque; el sacrificio del secretario de organización, Txiki Benegas, por voluntad propia, y la renuncia del responsable de finanzas, Guillermo Galeote, junto con el responsable financiero de los grupos parlamentarios, Carlos Navarro. Esta última hipótesis fue desechada por todos los reunidos porque "la sociedad ya da por hechas esas dimisiones".

Dos posibilidades

Pero la reunión no terminó de despejar las incógnitas al quedar abiertas las otras dos posibilidades. Los reunidos otorgaron a González la confianza para que, una vez hechas las consultas que considerase adecuadas, decidiera en la reunión de la comisión ejecutiva que se convocó para el lunes y aplazada al sábado próximo.

La filtración de la hipótesis de dimisión de Txiki Benegas ha enrarecido el ambiente y ha enfrentado públicamente a los defensores de la comisión ejecutiva con sus críticos, abriendo un nuevo episodio en la crisis interna del PSOE, que todos los interlocutores socialistas no dudan en calificar que es la "más grave desde 1979", cuando Felipe González llegó a dimitir para imponer sus tesis de rechazo al marxismo. Los socialistas temen que se repita una segunda edición de aquel acontecimiento en la reciente historia del PSOE, pues algunos recuerdan que en el discurso pronunciado en la plaza de Las Ventas, González dijo que no tiraría de un partido si no estaba de acuerdo con los planteamientos de la mayoría.

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Corcuera, aprovechando la relativa inactividad de Semana Santa, se entrevistará, respaldado por Felipe González, con Alfonso Guerra, Txiki Benegas y otros notables del PSOE para tratar de recomponer el acuerdo ya perfilado en la reunión celebrada en La Moncloa a comienzos de la pasada semana. De este modo, se trata de evitar que el próximo sábado se produzca un enfrentamiento directo entre González y Guerra.

El papel protagonista de Corcuera está vinculado a las buenas relaciones que mantiene con Guerra y Benegas y a la confianza que goza de González, además del prestigio político que tiene como ministro del Interior.

"Es un hombre que habla claro y lo mismo critica al vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, que a los dirigentes del partido y siempre dando la cara", señalan fuentes socialistas.

Corcuera tiene como misión deshacer un ovillo complicado. El conocimiento del nombre de Benegas como sacrificado no sólo ha puesto en guardia a una parte de la comisión ejecutiva que le apoya sino que, además, desde algunas federaciones regionales del partido se considera "injusta" tal decisión. Desde otras federaciones, incluso críticas a la gestión de Benegas, se cree que ésa no es la solución. "La solución pasa por la dimisión de Alfonso Guerra" al que, además, atribuyen la ruptura del consenso interno, previo a las elecciones, por el discurso contradictorio que hizo al de Felipe González, una vez que éste manifestó que el PSOE asumiría las responsabilidades políticas por el caso Filesa, incluida la suya.

El paro y Solchaga

Pero la caja de los truenos se ha abierto en todos los ámbitos y, también, hay algunas federaciones que creen que es el ministro de Economía, Carlos Solchaga, quien debe dimitir. Es el caso de la regional de Aragón que, en una reunión celebrada el sábado, argumentó que el problema que más. preocupa a los ciudadanos es el del paro y no el caso Filesa, según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, y que el responsable de que se haya disparado es Solchaga.

A González y Corcuera les queda menos de una semana para llegar a la reunión del sábado con un acuerdo debajo del brazo que "es una pretensión dificil, pero no imposible", según las fuentes socialistas consultadas. En caso contrario, de no existir acuerdo, los escenarios son ahora difíciles de imaginar. "Se puede producir desde la dimisión en bloque de la comisión ejecutiva, del propio secretario general, con la consiguiente celebración de un congreso extraordinario, hasta la anticipación de, elecciones", señalan fuentes socialistas.

Las mismas fuentes opinan que "incluso, con la solución menos mala, la de las dimisiones voluntarias, las heridas no serán fáciles de superar y pueden arrastrar consecuencias, ya de inmediato, en la organización de la campaña electoral, sin contar el desgaste sufrido ante la opinión pública por el nuevo enfrentamiento".

Una relación que precisa testigos

Las relaciones entre el secretario general, Felipe González, y el vicesecretario general, Alfonso Guerra, necesitan desde hace mucho tiempo de intermediarios. Desde que Guerra abandonara la vicepresidencia del Gobierno -en enero de 1992- la mayoría de las reuniones que ambos han mantenido han contado siempre con algún testigo cuya presencia contribuía a paliar la tensión entre ambos. El secretario de organización, Txiki Benegas, era siempre el elegido. Incluso en la última crisis de Gobierno no hablaron directamente sino que fue Benegas el interlocutor por separado de uno y otro.Ahora, debido a que Benegas pasa a ser parte directa del conflicto originado por el caso Filesa, José Luis Corcuera asume mayor protagonismo como mediador. Así, el titular de Interior asistió a la reunión -del pasado martes en La Moncloa con González, Guerra, y el responsable de Economía del PSOE, Francisco Fernández Marugán, con Filesa como gran tema de debate.

Esta nueva crisis interna, y muy reciente el desacuerdo sobre la ley de huelga, coloca a Felipe González y a Alfonso Guerra en extremos opuestos. A pesar de ser considerada "de las más graves" nadie se atreve a afirmar que esta crisis será la definitiva. Los sectores más templados del PSOE están seguros de que ocurra lo que ocurra el próximo sábado, en la reunión de la ejecutiva, se asistirá a una nueva tregua. Los más veteranos del partido constatan que, al final, siempre hay algo que les salva de la ruptura definitiva. En este caso parece que podría ser la necesidad de ganar las elecciones.

González lo puso de manifiesto al reconocer, hace unos días, que en los treinta años de relación con Guerra el desacuerdo ha sido permanente. "Alfonso y yo siempre nos hemos aproximado de manera diferente a los hechos políticos", dijo al semanario Interviu. Por encima de eso, dijo González, hay algo, que no sabía como llamarlo -"quizá amistad"- que les había mantenido unidos.

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