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Entrevista:

"Cuevas está llamando al 'esquirolaje' de inversiones"

José Luis López Bulla dirige desde hace 20 años CC OO de Cataluña. Hombre coqueto que oculta su edad con el mismo tesón con que defiende sus ideas, goza del prestigio del sindicalista experimentado y defiende un pacto con Gobierno y empresarios. Exige, sin embargo, que el Gobierno cumpla antes el acuerdo pendiente sobre salud laboral y acusa al presidente de la patronal, José María Cuevas, de provocar un "esquirolaje de inversiones".

Pregunta. ¿Cree que la profundidad de la crisis económica requiere un pacto entre empresarios, Gobierno y sindicatos?

Respuesta. Creo que es una necesidad un acuerdo o una suma de acuerdos sobre las cuestiones más relevantes. El acuerdo debería centrarse en cuatro puntos: los temas del empleo, del mercado de trabajo, la renovación tecnológica y la reforma fiscal.

P. ¿En qué deberían consistir esos acuerdos?

R. En lo referente a la reforma del mercado de trabajo es necesaria una reforma moderna, pero me temo que se va sólo a cambiar unas leyes y poner otras. La reforma que yo preconizo debería enfocarse en tres direcciones. Primera, la que está relacionada con la innovación tecnológica y los nuevos sistemas de organización del trabajo. Segunda, la que se refiere a cómo la gente se sitúa frente al trabajo. Y en tercer lugar, lo que podríamos llamar nuevos derechos de los trabajadores en los centros de trabajo. La innovación no ha hecho más que empezar, pero los derechos laborales están en clave de primeros de siglo.

P. Y la reforma fiscal de la que habla, ¿en qué consiste?

R. Es absolutamente imprescindible. No se pueden plantear mejoras en las políticas de bienestar o una ampliación de tutelas en este Estado del bienestar sin abordar de dónde salen las fuentes de financiación. No estoy planteando sólo el tema de la reforma fiscal desde el punto de vista de la equidad, sino también de la financiación. Este Estado del bienestar está en crisis porque los trabajadores con nuestras conquistas lo hemos puesto en crisis.

P. ¿Quiere decir que el bienestar de los trabajadores ha puesto en crisis el sistema?

R. No. Digo que las luchas de los trabajadores han puesto en crisis el Estado del bienestar. Y de eso me felicito. No estamos como hace 80 años. Estamos mejor. Cuando digo que hemos puesto en crisis el Estado del bienestar no le doy a eso la connotación que se le da de crisis económica sino. la acepción etimológica de búsqueda de indentidad.

P. ¿Por qué no se alcanza entonces un pacto social?

R. Mientras el Gobierno no demuestre su buena fe negociadora, es muy difícil que entremos en harina. Si el Gobierno nos prometió hace tiempo un acuerdo sobre salud laboral al que hemos llegado y no se le da carta blanca, parece obvio que nosotros no entremos en otras materias. En los últimos días hemos tenido un ejemplo de una extraña confusión en torno al proyecto de ley de huelga. Hay cosas pendientes de gran magnitud como es la cuestión de la salud laboral. El empresario no ve lo terrible que es en vidas humanas o en accidentes porque no lo ve en el terreno económico. Mientras el gasto de los accidentes lo pague la Seguridad Social, el empresario no se mentalizará de lo que es absolutamente imprescindible: invertir en salud y en seguridad en el puesto de trabajo.

P. ¿Está proponiendo que este gasto lo paguen las empresas?

R. Yo no digo eso. Pero sería bueno que, por ejemplo, durante dos años se enviaran las facturas al empresario a coste cero, para que . vean cuáles son los gastos que produce.

P. Y el acuerdo sobre salud laboral, ¿por qué no se alcanza?

R. Está en los cajones de algún ministerio. No sabemos qué es lo que ocurre. Y los acuerdos están para ser cumplidos.

P. Como organización de izquierda, ¿no les preocupa que la crisis económica y la falta de pacto estén haciendo ganar votos a la derecha?

R. Me parece que a través de los nominalismos de izquierdas en los carnés, en las banderas o en los programas de determinado partido se está haciendo una política de ajuste que poco tiene que envidiar a lo que hace la derecha. Con esto no quiero decir que yo sea indiferente a la izquierda y a la derecha. En absoluto. Lo que digo es que en los problemas de la desafección hacia la política la derecha no tiene ninguna responsabilidad porque no ha gobernado desde hace 11 años. Desde posiciones pretendidamente de izquierdas se hace una política que va en la dirección de estropear las cosas a las personas y a la economía. Eso puede generar una situación de tanto estropicio que venga la derecha. Pero quien debe verlo es la calle de Ferraz, la calle de Nicaragua y La Moncloa [sedes del PSOE, del PSC y de la presidencia del Gobierno].

P. ¿Por qué no se negocia la reforma de las ordenanzas laborales? ¿No cree que dificultan la productividad y la mejor distribución del trabajo?

R. Queremos unas ordenanzas laborales negociadas. No queremos que asuntos como los horarios, los derechos laborales o la organización del trabajo se impongan desde un despacho oficial. Pero los empresarios no están por la labor. La cúpula empresarial está en una clave politicista, de una profunda perturbación social y económica de este país. El señor Cuevas está haciendo una auténtica llamada al esquirolaje de inversiones. Está lanzando hacia Europa, hacia el empresariado europeo y al mundo inversor una especie de mensaje como si estuviéramos en un país de una profunda convulsión en relación con la ley de huelga.

P. ¿Cree que lo que dice Cuevas es lo que piensan los empresarios?

R. No sé si dice lo que piensan los empresarios. Desde luego no dice lo que piensan y me dicen a mi no pocos empresarios. Me cuesta mucho trabajo creer que represente intelectual y fácticamente a los empresarios.

P. ¿Los sindicatos siguen conectando con los trabajadores como hace unos años?

R. Conectamos más que antes. Antes el sindicalismo en el centro de trabajo no existía. No tenía las conquistas que hay ahora. Ha habido un avance del sindicalismo confederal. El 90% de los delegados elegidos por los trabajadores están en CC OO y UGT.

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