Deprimente
Me resulta deprimente el ver cómo la televisión -todas- practica un verdadero culto a la violencia; podemos asegurar que se ha hecho institución. Es difícil que en el transcurso. de una o dos horas, y en los momentos de mayor audiencia, no aparezcan imágenes de disparos, explosiones, peleas, torturas, ametrallamientos, muerte... Me pregunto cuál es la ética de los responsables de la programación que sale por la pantalla, suponiendo que son conscientes de que parte de la violencia que nos azota en la vida real es, sin ninguna duda para mí, inducida por lo que vemos en la televisión, y... va a más. Si, como me temo, esto es consecuencia, en buena parte, de la competitividad entre cadenas, y de que el único criterio a seguir es el económico, ¡que Dios nos coja confesados!-
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