Cohabitación
EL ARRANQUE de la nueva cohabitación francesa es positivo. La Constitución francesa reserva al presidente una intervención determinante en política exterior, incluso cuando su partido ha perdido el favor del electorado. Y así lo recordó Mitterrand cuando anunció el nombramiento de Edouard Balladur como primer ministro en representación del gran vencedor en las urnas, el RPR de Chirac. Quería indicar con ello que no se alteraría la política europeísta asumida por Francia. Y la selección del Gobierno hecha por Balladur revela que se propone seguir este curso.La doble cohabitación (la del presidente con el centro-derecha y la de los vencedores entre sí, el derechista RPR con el centrista UDF de Giscard d'Estaing) empieza a funcionar así sensatamente: en las 14 carteras de RPR destacan la del propio Balladur y la de un europeísta convencido, el ministro de Exteriores, Alain Juppé. De las 16 que han correspondido a UDF, al menos tres son de grandes estrellas de la política francesa: Simone Veil, en Asuntos Sociales, punto de referencia para los defensores del progresismo y los derechos humanos; François Leotard, en Defensa, que bien podría clausurar la larga etapa de frivolidad de Francia en su relación con la OTAN, y Edmond Alphandéry, en Economía, un personaje respetado por todos.
La política exterior de Francia está muy ligada a la economía. Alphandéry preconiza un franco fuerte en paridad con el marco, como anclas del Sistema Monetario Europeo. Francia necesita para su estabilidad que el Bundesbank prosiga con la rebaja de los tipos de interés; pero, para que se alivien las presiones sobre la moneda francesa y se estimule la recuperación de la economía europea, la rebaja debería ser mucho más decidida.
El otro gran caballo de batalla serán las relaciones comerciales con EE UU, que ha empezado a dulcificar su posición. Entre los agricultores y la defensa de la siderurgia, las telecomunicaciones y el Airbus, Balladur no tiene una elección muy difícil. Acaso sea su jefe de filas, Chirac, quien, pensando en su candidatura al Elíseo (para la que el voto agrícola es básico) en 1995, empiece a utilizar la artillería verbal pesada.
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