"Creamos 'vida artificial' en un ordenador"
Álvaro Moreno Bergareche es un filósofo en un campo en el que abundan los informáticos y los diseñadores de robots, además de algunos biólogos. Es una ciencia muy reciente y pretende crear vida artificial. Sus protagonistas más atrevidos juegan a ser Dios con programas de ordenador de los que emergen criaturas que luchan por sobrevivir, tienen sexo y mutan, o con robots que aprenden y se adaptan a un entorno desconocido. Para Moreno, "esto no es vida" aún, pero no duda de que se logrará construir organismos vivos.
Álvaro Moreno Bergareche, profesor de filosofía, y su colega de la Universidad del País Vasco Julio Fernández Ostolaza acaban de escribir un libro sobre vida artificial (VA) que comienza con una cita del escritor Dashiell Hammett: "...alguien había levantado la tapadera de la vida para dejarle echar un vistazo al mecanismo". Moreno, de 44 años, es uno de los pocos expertos españoles en esta atrevida ciencia que crea ecosistemas con flores, insectos, pájaros, peces, conejos artificiales y criaturas totalmente insólitas que viven en los disquetes de ordenador, o insectos mecánicos que aprenden a vivir dando traspiés por un laboratorio.
Pregunta. ¿Qué es la VA?
Respuesta. Chris Langton, uno de los pioneros, la ha definido como el estudio de sistemas construidos por el hombre que exhiben comportamientos característicos de los sistemas vivos naturales.
P. ¿Cómo se crea vida en un ordenador?
R. Son simulaciones. En España hemos hecho un programa de VA: un ecosistema en el que hay unos organismos de comportamiento adaptativo, los llamamos pitis, que aprenden, evolucionan, se reproducen, tienen sexo... Son cuadraditos de colores que representan especies diferentes: los herbívoros, los depredadores o los vegetales desenvolviéndose en un entorno complejo. Los individuos tienen capacidad de aprendizaje durante su vida y las especies evolucionan. Esto es lo interesante. A veces desaparecen unos pitis que aparentemente son más evolucionados porque no saben encontrar comida o porque no se reproducen con suficiente velocidad.
P. ¿Cómo son los programas?
R. Tratan de imitar el funcionamiento del sistema nervioso en conjunción con instrucciones que simulan la evolución darwiniana. Se diseñan de forma que, de vez en cuando, de forma aleatoria, haya cambios y surjan comportamientos interesantes en los individuos y en las especies. Los resultados son imprevisibles porque la máquina opera tan rápido con muchos niveles de complejidad que no puedes saber qué va a pasar, aunque el ordenador sea determinista.
Yo no hago los programas, colaboro con los especialistas proponiendo ideas para crearlos y discutiendo los resultados.
P. ¿Es un campo de informáticos?
R. Hay un predominio de gente procedente de la informática y de la física, y pocos biólogos, que son bastante escépticos respecto a la VA, supongo que debido a la simplificación que supone.
P. ¿Quiénes son los más atrevidos en los congresos?
R. Los jóvenes leones de la informática, gente muy brillante, que se presenta con sus disquetes bajo el brazo y dicen "esto es vida". Son la norma, no la excepción, en este campo donde la gente es bastante revolucionaria y optimista.
P. ¿La vida exige algo más que disquetes de ordenador?
R. Los trabajos más importantes en VA por ahora son modelos computacionales. Pero yo creo que esto no es vida porque lo que la caracteriza es una imbricación entre una forma de organización y una materialidad. Mucha gente piensa que la VA en ordenador es vida porque les da lo mismo que esté en un chip o en unas moléculas de proteínas. La otra vertiente son los robots adaptativos.
P. ¿Se trata de construir una célula?
R. Sí, aunque no sea exactamente una célula. Debe ser posible hacerlo, y hay gente que se lo está planteando, con materiales bioquímicos. Pero dudo que se logre con cablecillos y un poco de silicio.
P. ¿Por qué Attila, el robot construido por el estadounidense Rodney Brooks, es un avance en esta línea.
R. Attila tiene funcionamiento neuronal artificial e intenta reproducir comportamientos parciales de seres vivos. Con un sistema locomotor y sensores aprende a comportarse adaptativamente, a desenvolverse en un entorno desconocido sin programación previa. Pero hay más bichos como Attila, y los investigadores se presentan en los congresos con ellos: se mueven por allí, se orientan, buscan una fuente de energía para alimentarse...
P. ¿En qué se diferencian de los robots clásicos?
R. Los clásicos hacen sólo lo que especifica un programa preciso, mientras que Attila aprende con órdenes simples: "No te mueras, aliméntate, trata de sobrevivir...", sin decirle cómo hacerlo.
Pero estos bichos no se reproducen, no pueden hacer copias de sí mismos y, por tanto, no evolucionan como especie. En el futuro se podrían hacer robots moleculares manipulando componentes bioquímicos, por ejemplo, minúsculos biorrobots que, inyectados en el flujo sanguíneo, se dedicasen a destrozar el colesterol.
P. ¿Qué riesgos tiene la VA?
R. Se habla con precaución de la ingeniería genética, y esto iría mucho más lejos, una ingeniería total de la vida. Habría que tener mucho cuidado con organismos creados artificialmente porque no sabemos qué podrían hacer, tal vez deteriorar más aún el medio ambiente.
P. ¿Qué es vida?
R. No hay acuerdo ni en la comunidad científica de VA ni entre los biólogos. Conviven, al menos, dos paradigmas: uno centrado en la idea de información y otro en la organización de un sistema automantenido. Uno de los aspectos más interesantes de la VA es que permite conjugar ambos aspectos.
P. ¿Cómo surgió la vida?
R. Posiblemente por una confluencia entre procesos evolutivos de formas primitivas con metabolismo y moléculas capaces de replicarse. En un momento surgiría en esas moléculas un código genético (ahí está el misterio), serían capaces de interpretar y transmitir la información para funcionar.
P. ¿Están jugando a ser Dios los científicos más osados?
R. Ahí está un poco la trampa de todo esto. Si jugamos a que la evolución está dirigida por un programa, entonces no es evolución. Pero ésta actúa en millones de años, y al excluir la mano creadora necesitaríamos mucho tiempo para ver los resultados. En VA tenemos que dar un empujón al sistema, lo que resta autonomía al propio concepto, pero, aún con esas limitaciones, es un buen instrumento para hacer experimentos de evolución, de mutación y de selección.
P. ¿No hace falta algo más que un empujón para pasar de un pitis a un gorila...?
R. ¿Por qué llegar a un gorila? Queremos lograr algo interesante, lo que sea.
La VA puede ampliar la biología y ayudar a convertirla en una ciencia universal, como lo es la física, cuyas leyes se cumplen aquí, en Júpiter y en las estrellas. Como sólo conocemos la vida en la Tierra, es muy difícil averiguar sus propiedades esenciales. ¿Sería igual en otro lugar del universo? ¿Sería darwiniana la evolución? ¿Es universal el código genético?
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