Dimite el Gobierno de centro-izquierda de Bélgica, presidido por Dehaene

El primer ministro de Bélgica, Jean-Luc Dehaene, de 51 años, presentó ayer su dimisión y la de su Gobierno de centro-izquierda al rey Balduino, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con sus ministros sobre el recorte presupuestario de 110.000 millones de francos belgas (374.000 millones de pesetas) necesario para el mantenimiento del programa de convergencia. El rey se ha reservado un tiempo para deliberar y efectuar consultas antes de aceptar la dimisión.Dehaene lleva poco más de un año al frente de un gobierno formado por socialcristianos y socialistas tanto flamencos como valones, y ha conseguido culminar este invierno la reforma constitucional que ha convertido a Bélgica en un Estado federal. La discusión del presupuesto constituía la segunda parte del complejo acuerdo constitucional, pues en el pacto se juega el poder económico de cada una de las dos comunidades en que se divide el país.

El desacuerdo en el seno del Gobierno se produjo en torno a la indexación de los salarios, que los socialistas francófonos querían conservar a toda costa. Dehaene proponía un sistema de aumentos salariales que iba a reportar 35.000 millones (119.000 millones de pesetas) de ahorro a las arcas del Estado, en sueldos de empleados públicos y en aumento de las cotizaciones sociales.

Presidencia de la CE

La dimisión del Gobierno de Dehaene se produce a tres meses de que Bélgica se haga cargo de la presidencia semestral de la Comunidad Europea, en pleno proceso de cansina y dificultosa ratificación del Tratado de Maastricht, a mitad de una fuerte recesión económica y en un clima de crecientes dificultades políticas en toda Europa. El propio primer ministro dimisionario, Jean Luc Dehaene, aseguró ayer en una conferencia de prensa celebrada en Bruselas que "todos deben ser conscientes de la gravedad de la situación" y reafirmó la validez de los objetivos de convergencia económica fijados por los Doce.El socialcristiano flamenco Dealiene formó Gobierno el 7 de marzo de 1992, después de casi cuatro meses de exploraciones y consultas. El nuevo primer ministro había formado parte de los sucesivos gobiernos de su antecesor, el también socialcristiano flamenco Wilfried Martens, desde 1981 hasta las elecciones de 1991, que produjeron una conmoción del mapa político, con un voto de castigo a los partidos tradicionales de gobierno (socialcristianos y liberales) y un aumento del voto ultraderechista.