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Filibusterimo parlamentario en Londres contra Maastricht

Enric González

La ratificación británica de Maastricht puede retrasarse hasta bastante después del verano por la estrategia de desgaste de la oposición y la creciente rebelión de los conservadores euroescépticos. Entre unos y otros, y debido a las cada vez más pintorescas maniobras dilatorias, la Cámara de los Comunes empieza a parecer un escenario de vodevil, y un líder parlamentario conservador se quejó ayer de que la venerable sala de Westminster se hubiera convertido en "el hazmerreír de Europa".El grupo parlamentario laborista ha decidido impulsar cinco nuevas enmiendas contra la legislación paralela al tratado con el único objetivo de acumular retrasos. La aprobación de dichas enmiendas parece casi segura, dada la situación de práctica minoría en que se encuentra el Gobierno y la pérdida de autoridad del primer ministro, John Major.

El líder tory evitó anoche una segunda derrota consecutiva al ceder en su propósito de poner a votación una moción que obligaría al Parlamento a debatir Maastricht los jueves y viernes por la noche y durante el fin de semana, e incluso a cancelar las vacaciones de Semana Santa para compensar los retrasos causados por las enmiendas. Todos los partidos de la oposición y el grupo de tories rebeldes se oponen a hacer horas extraordinarias para que la ratificación de Maastricht se produzca antes del 1 de julio, último plazo fijado por la Comunidad. El Gobierno tuvo que practicar una humillante marcha atrás y retiró su moción en el ultimo momento.

El ambiente en la Cámara se aproxima ya al puro delirio. El miércoles por la noche, los laboristas impidieron el debate sobre Maastricht gracias a una vieja norma, según la cual las objeciones parlamentarias deben hacerse con el sombrero puesto. Durante cuatro largas horas, los diputados estuvieron fabricándose sombreros de papel, pasándose una vieja chistera y discutiendo qué significaba exactamente la palabra sombrero.

Humillar a Major

Los laboristas afirman que no apoyarán ninguna enmienda que pueda acabar con el tratado, pero intentarán retrasar la ratificación todo lo posible. Su objetivo es humillar a Major.

La culpa del retraso y del bloqueo parlamentario acaba recayendo siempre sobre John Major, vengan las acusaciones de otros Gobiernos comunitarios o del electorado británico, y el líder laborista John Smith está dispuesto a utilizar Maastricht como arma política doméstica.

El número de rebeldes dentro de las filas conservadoras es creciente, y alcanza ya los 45 diputados, según un análisis de las votaciones sobre Maastricht del diario The Independent. De los 45, 22 no han votado nunca a favor del Gobierno, 16 sólo han votado una vez a favor y siete han votado una o más veces en contra. Los cabecillas afirman que recientes incorporaciones elevan a más de 50 la cifra de diputados tories contra Maastricht.

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