Recaudar sin multas

El Ayuntamiento de Madrid tiene dificultades económicas y, entre otras medidas más debatidas, ha optado por una: brillante, callada y eficaz. Recaudar sin multar. Ha inventado un peculiar sistema que, sin duda, va bien. Retira de la calle los vehículos que se encuentran indebidamente estacionados (los debidamente estacionados son una minoría), y una empresa privada se los lleva al depósito municipal por medio de la grúa. Ya allí, directamente, cobra. Si no se paga en el momento, no devuelven el vehículo. No multan, sustituyen, de hecho, la impopular y represiva multa por una limpia tasa de casi 16.000 pesetas por retirada de turismo. Una ordenanza municipal así lo autoriza (iah!, es difícil hacerse con el texto, está agotado), de esta forma evitan las dificultades de cobranza de multa, y se aseguran el dinero de manera expeditiva: se quedan con el coche y le cobran el indeseado aparcamiento en un depósito municipal minuto a minuto. Impecable. Se puede reclamar. Sí. Pero quien resuelve la reclamación, en principio, es quien impone la medida: los servicios municipales. Caben los tribunales, se puede argüir. Sí. Pero... ¿Quién gasta tiempo y dinero en conseguir el dudoso éxito de que le devuelvan 16.000 pesetas tres años después? Y si lo lograra: ¿qué porcentaje supone sobre el total de ingresos tan limpiamente obtenidos? Se mire como se mire, es una muestra palpable de que los intereses de la comunidad se encuentran en buenas, excelentes manos.Las dificultades de regulación del tráfico son evidentes en las grandes ciudades. El problema es que con la aparición de este nítido método pueden complicarse todavía un poco más. La modificación de la ordenanza significaría, ahora, cerrar una fuente de ingresos segura y rápida: inteligente, en suma. Y, probablemente, ilegal. Conviene, por tanto, felicitar a los responsables (de todos) por conseguir lo contrario de lo deseable. Eficacia en la gestión se llama la figura...