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El plan de paz para Bosnia prevé el aumento de las tropas de la ONU y el uso de la fuerza

Lluís Bassets

El plan de paz para Bosnia-Herzegovina se halla en su última fase, que puede derivar en un incremento de las fuerzas de la ONU y en acciones militares para garantizar su aplicación, según explicó ayer al Consejo de Ministros de la CE el presidente europeo de la Conferencia de Ginebra, David Owen. Una vez haya sido ratificado por musulmanes y serbios, los presidentes de la conferencia, Cyrus Vance y el propio Owen, lo presentarán para su aprobación al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y pedirán la creación de una importante fuerza de cascos azules que apoye su aplicación. Los Doce tienen preparadas nuevas medidas de presión contra Serbia para garantizar la aplicación del plan.

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Owen desmintió la posibilidad del uso de la fuerza antes de que los musulmanes bosnios y el Consejo de Seguridad aprueben el plan, lo que puede suceder, según su opinión, en dos semanas. Owen considera que sólo falta la firma de los musulmanes bosnios para que el plan de paz pueda ser aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y sea puesto en práctica. Si los serbios de Bosnia no dan su conformidad a la propuesta, Owen se muestra partidario de seguir el mismo camino sin su firma, ejerciendo entonces presiones, que pueden, llegar a ser militares.El líder serbio de Bosnia Radovan Karadzic no tendrá ya más de dos semanas para decidir su posición, según expuso Owen al Consejo de Ministros. A partir de dicha fecha se puede prever que Naciones Unidas pase a aplicar el plan y solicite la creación de una fuerza de cascos azules, coordinada por el mando de la OTAN, en la que podrían participar soldados estadounidenses. Dicha fuerza podría estar formada por unos 60.000 hombres y actuaría pensando en un calendario de diez años, para aplicar la regionalización de Bosnia, dlesarmar a las distintas facciones y garantizar el funcionamiento pacífico del Estado bosnio multiétnico.

Tanto Owen como el ministro de Exteriores británico, Douglas Hurd, se desmarcaron de las declaraciones realizadas por el secretario general de Naciones Unidas, Butros Gali, quien aseguró el domingo en Washington que los Estados miembros "debían estar preparados para mandar tropas terrestres" con el fin de garantizar la retirada de los serbios que continúan luchando y conquistando territorios en Bosnia. "Tenemos un objetivo, que es la retirada de los serbios,y si no se retiran, entonces habrá que tomar las medidas necesarias", dijo Gali. Añadió también que sólo la participaclión de Estados Unidos podría garantizar el éxito de tal operación. [El portavoz de la Casa Blanca George Stephanopoulos declaró al respecto que EE UU sólo considerará el uso de tropas para aplicar "un acuerdo firmado por todas las partes" y que Washington no ha participado en discusión alguna sobre el envío de fuerzas en ninguna misión de paz", informa Reuter.] ,

Owen, Hurd y también el ministro español, Javier Solana, aseguraron que no podía imaginarse ningún tipo de medida mientras el plan de paz no fuera aprobado por el Consejo de Seguridad.

"No hay una solución militar para este conflicto", subrayó el ministro español, quien reiteró que "las operaciones militares que puedan realizarse servirán para llevar a término tal o cual parte del plan de paz". Owen señaló, por su parte, que "ésta no es una guerra de agresión, sino una guerra civil". "No queremos que los serbios se sientan aislados", dijo. "Son una gran nación que tiene el derecho a vivir en Europa, pero deben respetar los derechos humanos y la democracia".

Owen defendió también las divisiones regionales previstas en el plan de paz y aludió al modelo de Estado autonómico español para explicar que es posible respetar los derechos nacionales de los distintos grupos. El ministro de Exteriores español destacó que era imprescindible presionar directamente al Gobierno de Belgrado.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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