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Los musulmanes de Srebrenica resisten el avance serbio, en el este de Bosnia

Izetbegovie y KaradzIc buscan respaldo antes de volver a Nueva York

Miguel Ángel Villena

Intensos combates se registraron ayer en la comarca de Srebrenica, en Bosnia oriental, una de las zonas todavía bajo control musulmán, que sufre un asedio desde hace meses por parte del Ejército serbio. Arrinconadas entre el río Drina, la frontera entre Serbia y Bosnia, y montañas de cerca de 2.000 metros de altitud, 60.000 personas esperan la llegada de cerca de un centenar de convoyes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), escoltados por cascos azules. Pero el Ejército serbio impide desde hace cuatro días el paso de los vehículos por los puentes del Drina en Zvornik y Bratunac.

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Una trampa funesta

Un continuo movimiento de tropas se producía ayer en torno a Srebenica donde los serbios estrechan el cerco. "Problemas, problemas, guerra, guerra", declaran invariablemente en los controles de la policía y el Ejército serbio para explicar los motivos de la prohibición del paso al otro lado del río.

Únicamente vehículos con militares, o civiles que habitan en la zona pueden cruzar los puentes. El lanzamiento de ayuda humanitaria desde aviones norteamericanos en los últimos días ha obligado a los serbios a cerrar aún más el círculo que han trazado sobre Bosnia oriental. En la noche del sábado, aparatos norteamericanos lanzaron 37 toneladas de alimentos y 900 kilos de medicamentos sobre el área. "Es muy probable que los serbios estén desplegando y moviendo tropas a lo largo de la línea fronteriza y por ello no desean ser vigilados", comenta un oficial de los cascos azules de la ONU.

A lo largo de una sinuosa carretera, que discurre paralela al literario y caudaloso río Drina, decenas y decenas de camiones cargados con ayuda humanitaria esperan el permiso de las autoridades militares serbias para llegar a sus puntos de destino en las citadas poblaciones.

Objetivo de la ONU

El objetivo de la ONU, remarcado recientemente por su máximo responsable militar en Bosnia, el general francés Philippe Morillon, durante su reciente visita a la zona, apunta al aprovisionamiento de estas localidades de una extensa y montañosa área de Bosnia oriental.

Las situaciones más dramáticas se dan en torno a los pueblos de Srebenica, Crska y Vlasenica, y la zona, aislada desde hace meses puede, alcanzar un diámetro de cerca de 100 kilómetros, aunque la ausencia de observadores internacionales o de periodistas impida ofrecer estimaciones concretas sobre el estado sanitario y de alimentación de los habitantes de este enclave musulmán.

Sin embargo, según Simon Mardel, médico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha entrado en Srebrenica, 96 heridos están "en peligro de muerte" en la zona, 305 sufren heridas menos graves y otras 800 padecen fiebres e infecciones, como tuberculosis.

Con temperaturas de cinco grados bajo cero y con las montañas de Bosnia oriental cubiertas de una espesa capa de nieve, las tropas de Srebrenica fieles al Gobierno bosnio de Alla Izetbegovic resistían ayer las agresiones serbias y respondían con el ataque contra el pueblo de Bratunac en manos de los serbios y a sólo 10 kilómetros de distancia.

En una de las regiones más paupérrimas de la antigua Yugoslavia, y sólo dedicada a la agricultura de montaña, las gentes paseaban ayer por las carreteras o regresaban de los campos con carros tirados por caballos o mulos, ajenas a lo que ocurría al otro lado del río Drina.

El paisaje de la guerra se ha instalado ya en sus vidas cotidianas en un plomizo y gris domingo de invierno. En las últimas semanas, radioaficionados de la capital bosnia, Sarajevo, han lanzado insistentes mensajes para reclamar el envío de ayuda humanitaria a Bosnia oriental.

Mientras los combates se recrudecen en Bosnia oriental, las negociaciones para acabar con la guerra han sido interrumpidas hasta finales de esta semana, pero hay indicios de progresos debido a las crecientes presiones para logar un acuerdo sobre el plan de paz elaborado por los mediadores Cyrus Vance, por la ONU, y David Oweri, por la Comunidad Europea, informa Antonio Caño desde Nueva York.

"Está llegando el momento de la decisión", declaró Oweri en Nueva York el sábado por la noche, y advirtió que las negociaciones no pueden prolongarse indefinidamente. Si una de las partes "veta irrazonablemente" un acuerdo, el Consejo de Seguridad debería imponerlo con los medios políticos, económicos ly militares a su alcance, subrayó.

Alia Izetbegovic, presidente bosnio, y Radovan Karadzic, líder de la autoproclamada República serbia de Bosnia-Herzegovina, abandonaron Nueva York para consultar en Sarajevo y Pale, respectivamente, con sus respectivos gobiernos y parlamentos sobre los últimos puntos pendientes del plan de paz.

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