Un disparate
Yo creo que esta crisis es de derechas, no ya porque esté dejando en la cuneta a los más desvalidos, que eso lo hacen todas, sino porque está haciendo despertar en cada uno de nosotros lo más vil de nuestra constitución. Las crisis de izquierdas no son menos duras ni más comprensibles, pero tienen la virtud de poner en marcha los valores de la solidaridad. Como ésta que ahora padecemos, ya digo, es de derechas, lo que hace es volvernos más miserables y mezquinos. O sea, que hay mucha gente que en el taller o en la oficina se pasa el día observando a su compañero para ver si tiene mala cara, porque, si tiene mala cara, a lo mejor está enfermo y, si está enfermo, a lo mejor se muere.Vamos, que hay media España esperando que se muera la otra media para que no le toque la regulación de empleo. Esto es malo porque genera una agresividad ciega hacia el otro; además reduce la competitividad en as empresas, porque en tales situaciones el valor laboral que más cotiza es la sumisión. Las crisis de derechas sirven sobre todo para que se coloquen los tontos sumisos. Y no está mal, lo malo es que cuando acaba la crisis y hay que ponerse a trabajar de verdad no hay pesticida que acabe con esos jefes de negociado que se han adaptado al pelo de la moqueta.
A mí no me parece mal que haya crisis, como no me parece mal que haya terremotos, ciclones, huracanes o tormentas (a fin de cuentas, han conseguido convencerme de que la economía es tan impredecible como el clima), lo que me parece mal es que no se aprovechen estas épocas de recesión para cultivar valores como la generosidad, el decoro, el altruismo o la decencia. Es como no aprovechar la lluvia para mirar por la ventana ni la nieve para recordar la infancia, ni el frío para hacer el amor.
Un disparate.
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