El empresario Ramos Hidalgo murió por inhalación de gas
El empresario Miguel Tomás Ramos Hidalgo, de 46 años, murió el pasado martes por inhalación del monóxido de carbono que salía de la calefacción de su casa, según supieron ayer los allegados tras conocer el primer informe del forense. El cadáver aún será sometido a un segundo análisis en el Instituto de Toxicología para determinar si el gas presentaba algún defecto o si su volumen de escape era anormal. El traslado del féretro hacia su pueblo natal, La Bañeza (León), no se efectuará hasta que el Instituto de Toxicología concluya el análisis de las vísceras.
Ramos Hidalgo fue presidente de la empresa Ramos Hidalgo, SA, una de las adjudicatarias de la autovía Irurtzuri-Andoáin, y quedó relevado de dicho cargo después de junio de 1989. La empresa se retiró del proyecto de la autovía en agosto de 1991 tras recibir amenazas de ETA.La compañía Construcciones Atocha -cuyos contratos con la Comunidad de Madrid están siendo investigados en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid- controlaba el capital de la firma Ramos Hidalgo cuando ésta mantenía la concesión de las obras de la autovía.
No obstante, fuentes de la comisión investigadora del caso Atocha aseguran que el constructor no figuraba en la lista de personas investigadas por el Parlamento regional.
Gabriela, la esposa de Miguel Tomás Ramos, se encontraba en Austria en el momento de ser hallado el cadáver. Se desplazó para visitar a su madre enferma, que vive en ese país. No obstante, un amigo próximo a la familia señaló el martes que en las últimas semanas había recibido serias amenazas (véase EL PAÍS de ayer).
Ramos Hidalgo había trabajado hace años en Arabia Saudí como mecánico de aviones. Pronto se granjeó la amistad de la plutocracia del país y emprendió varios negocios. Con ello pudo reunir un capital que le permitió iniciar su carrera en España como constructor. Antes había instalado oleoductos en Canadá.
Un hombre luchador
Sus amigos le recuerdan como un hombre luchador, dinámico, inquieto y vitalista, en ningún momento amigo de las ostentaciones y el lujo desaforado. Estas fuentes ignoraban si el constructor se hallaba afiliado a algún grupo político. "No se interesó demasiado en esos temas", indicaron.
Su cadáver fue hallado el pasado martes sobre la cama de su domicilio sin que presentara signos de violencia externa.
"Mientras no se demuestre lo contrario, murió de muerte natural", indicó ayer un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía. Ésa es la razón de que el juez de guardia no encargase de oficio la investigación de la policía.
Pompeyo Ramos, un hermano del fallecido, se presentó en la mañana de ayer en el Instituto Anatómico Forense para identificar el cadáver. Tras este paso, se esperaba que los médicos encargados de practicarle la autopsia le concedieran la disponibilidad del cuerpo. Pero no fue así, al ser preciso un nuevo examen forense.
La intención de los familiares es enterrarlo en La Bañeza, municipio de la provincia de León con 9.100 habitantes.
El padre del empresario murió el año pasado, y su madre vive en Alija del Infantado, pueblo de 1.300 habitantes próximo a La Bañeza. A varios amigos les había comunicado la intención de construir una casa donde descansar durante el verano y pasar más tiempo junto a su madre.
Un amigo íntimo del constructor indicó ayer que el empresario utilizó el dinero que tenía para ayudar a su familia.
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