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Una bomba de 100 kilos en los rascacielos más altos de Nueva York provoca 5 muertos y casi 500 heridos

El terror se apoderó ayer de Nueva York después de que una supuesta bomba de material plástico hiciera explosión en el aparcamiento de las Torres Gemelas y matara a 5 personas e hiriera a más de 400. La policía declinó confirmar la información de varias cadenas de televisión, que, citando fuentes sin identificar, aseguraron que se trataba de un atentado llevado a cabo con un coche bomba. Fuentes del FBI (Buró Federal de Investigación) dijeron "no descartar" que se tratase de un atentado, y el servicio de bomberos neoyorquino atribuyó la deflagración a un "explosivo de 100 kilos de material plástico".

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La explosión abrió un boquete de 30 metros de diámetro, provocó graves desperfectos en tres plantas del aparcamiento y reventó el techo del ferrocarril subterráneo que atraviesa los rascacielos más elevados de la ciudad. La zona sur de la ciudad quedó aislada durante todo el día mientras centenares de coches de bomberos, ambulancias y policías rescataban a seres apresados por los cascotes, el humo y el miedo en los edificios del complejo, denominado World Trade Center, un emblema de Manhattan y el segundo edificio de oficinas más alto del mundo.Las cadenas NBC y CBS informaron que alrededor de las 12 de la mañana (seis de tarde, hora peninsular española) se recibió una llamada en el teléfono de la policía en la que un hombre con acento balcánico avisaba de la colocación de un artefacto en el complejo situado en el extremo sur de Manhattan. Según la citada información, la voz se identificó como un miembro del Frente de Liberación Serbio. Sin embargo, la policía neoyorquina recibió ayer no menos de siete llamadas después de la explosión reivindicando el supuesto atentado terrorista. Raymond Kelly, el jefe de la policía de la ciudad de los rascacielos, aseguró que las llamadas no le merecían ningún crédito, pero estaba seguro de que la explosión no se debía a un accidente.

En los 18 minutos siguientes a la llamada, mientras los agentes rastreaban el lugar, un estallido sacudió la estructura de las torres de 110 pisos cada una. Una densa humareda empezó a extenderse por las entrañas del complejo. No menos de seis horas se tardó en evacuar las dos torres que están en su mayoría ocupadas por trabajadores de compañías financieras. Más de 100.000 personas trabajan diariamente en los dos edificios.

Como un terremoto

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El FBI se sumó a la investigación ante la posibilidad de que se tratara de un atentado y la brigada antiexplosivos de la policía de Nueva York juntó sus fuerzas a la investigación. La cinta que contenía la grabación de la llamada anónima fue enviada urgentemente Washington, donde ayer estaba siendo analizada. Si se confirma la hipótesis de un atentado será el primero de estas características que ocurre en Nueva York desde que en 1973 una organización extremista negra colocó tres coches bomba en la ciudad.

Las cadenas de televisión establecieron telefónos de emergencia para entrar en contacto con los miles de personas apresados por el humo en las plantas de las Torres Gemelas. Hombres y mujeres llamaban a los estudios para pedir consejos sobre cómo salir de su encierro y ofrecían crónicas improvisadas de la situación sobre el terreno. Incluso las personas que se encontraban en las plantas más altas percibieron como si se tratara de un terremoto el crujido de la estructura.

Una persona que telefoneó a una emisora de televisión local minutos después de la explosión explicó: "Me encuentro en la planta 60 de la Torre II y todo acaba de temblar. Hay humo por todas partes y las escaleras están a oscuras. No nos atrevemos a salir de aquí".

Las autoridades no pudieron confirmar, al cierre de esta edición, la situación de los viajeros del transporte hacia Nueva Jersey que recorre el subterráneo de las Torres Gemelas, aunque se temía que algunos todavía estuvieran atrapados entre los escombros. El servicio de trenes entre Nueva York y Nueva Jersey, que cruza bajo el río Hudson y es utilizado diariamente por decenas de miles de personas, fue suspendido.

Unas 145 compañías de bomberos, el 40% del total de la ciudad, se encontraban desplegadas en los alrededores de las Torres Gemelas donde 50 escolares de un jardín de infancia permanecían a última hora de la tarde tratando de bajar los miles de escalones desde la planta del observatorio. Los 250 ascensores de las Torres Gemelas quedaron fuera de servicio y se calcula que bajando a pie a paso ligero se tarda unos 90 minutos en descender desde una de la torres hasta el nivel de la calle. Los niños, que no sobrepasaban los cinco años de edad, estaban asustados y cansados y seis horas y media después de la explosión no habían llegado a la calle.

Los helicópteros sobrevolaban el área donde 60 coches de bomberos y más de un centenar de vehículos de policía y ambulancias auxiliaban a los evacuados. Los bomberos se descolgaban con cuerdas desde los edificios cercanos llevando atados a su arnés a personas que habían quedado aisladas. Más de 500 agentes sacaban a personas con las caras tiznadas de hollín, problemas respiratorios, y heridas provocadas por la rotura de los cristales.

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